Quabit, la inmobiliaria presidida por Félix Abánades, se encuentra de nuevo en una situación límite. Si antes del próximo miércoles, 9 de diciembre, algún inversor no decide poner 4 millones de euros, el futuro de la compañía no tendrá otra salida que adentrarse en el concurso de acreedores.
Sin esos 4 millones de euros no se llegarían a los 35, el mínimo que se había fijado como necesario para que la ampliación de capital, por un total de 45 millones, se considerara cubierta.
Al final, no ha quedado otra que ir a esa tercera vuelta, el periodo de asignación discrecional de acciones (hasta las 12 horas del 9 de diciembre), porque en la primera, el periodo de suscripción preferente solo se suscribieron acciones por 11,54 millones (incluyendo comprometidos por parte del propio Abánades a título particular), y en la segunda, el periodo de asignación de acciones adicionales, fueron un total de 13,76 millones. Total, 25,3 millones.
A esta cantidad habría que sumar 6,6 millones de euros de inversores institucionales que han confirmado comprar en esa tercera vuelta, entre los que se incluyen un millón adicional del presidente de Quabit.
La ampliación de capital de la inmobiliaria Quabit se ha complicado al no suscribir los dos principales accionistas los derechos preferentes en primera vuelta. Rayet -el grupo que sostiene en la presidencia a Félix Abánades con el 29,2% del capital-, porque no podía, al seguir inmerso en concurso de acreedores, y Martibalsa, la empresa controlada por el promotor valenciano Juan José Galiano que ostenta el 19,7%, porque no ha querido, reiterando su oposición a la ampliación manifestada en la junta de accionistas del pasado mes de junio.
El que ponga, al menos esos 4 millones para cubrir la ampliación por la mínima, y pagar directamente con 35,6 millones que debe cobrar la Sareb del primer pago del acuerdo de refinanciación de deuda, deberá confiar a pies juntillas en el que ni siquiera parecen confiar los accionistas.
Un plan que pasa por vender 3.000 viviendas a unos 315.000 euros, entre 2016 y 2020, para ingresar los aproximadamente 1.000 millones. Ingresos que permitirían, según el plan, alcanzar un margen de explotación de 204 millones y un beneficio neto en 2020 de 221 millones, permitiendo repartir 59 millones de dividendo.