Desahucios, residencia obligada con familiares o amigos, impagos de suministros son algunas de las causas que, sobrevenidas por la crítica situación económica, están detrás de cada vez más casos de ansiedad o depresión. Tan alta es la incidencia de las malas condiciones en las que muchos residen que, según un informe elaborado por Cáritas Diocesanas de Barcelona, el 75% de las personas atendidas por sus servicios con estos cuadros clínicos soportaban contaban con esta problemática residencial.
El informe pone de manifiesto que las personas viven situaciones de extrema vulnerabilidad, puesto que perder la vivienda o sufrir porque no puede asumirse el coste de las facturas genera mucha angustia y puede empeorar su situación vital hasta el punto de dejarlas excluidas de la sociedad.
Muchas de las familias atendidas tienen hijos, sufren el hecho de estar en el paro y su economía es muy precaria. La fragilidad también se refleja en el hecho de que tienen que vivir acogidas en casa de sus familias o amigos, con lo que su espacio vital se reduce al de una habitación o tienen que optar por el realquiler de su propia casa, no para obtener unos rendimientos extraordinarios con los que darse un capricho, sino por una necesidad imperiosa, la de llegar a final de mes para afrontar los gastos recurrentes de los suministros básicos.
Una de las conclusiones a las que llega el informe de Cáritas Barcelona es que la precariedad en la vivienda pasa más factura a la salud de las mujeres que a la de los hombres, especialmente con dolores de cabeza, de espalda y migrañas cada vez más frecuentes. Además de los mayores, se empieza a detectar que los niños también acaban somatizando la presión que implica vivir en la precariedad, especialmente con problemas relacionados con la alimentación.
El documento incide también en el hecho de que las ayudas económicas para pagar alquileres, hipotecas, suministros u otros gastos se ha cuadruplicado respecto en los últimos seis años en Barcelona, de 500.000 euros a 2 millones de euros, provocado por las más de 11.000 personas atendidas, en concepto de vivienda, por Cáritas Barcelona en 2013.
Para cubrir este déficit residencial, Cáritas cuenta en Barcelona con una red que permite alojar a 1.500 personas sin hogar, gracias a las 360 viviendas existentes, entre pisos compartidos destinados a proyectos de inserción y a los de alquiler social. También proporcionan auxilio las 74 plazas repartidas en seis centros residenciales para personas en riesgo de exclusión social.