Desde que en 2009 la inmobiliaria Nozar entrara en concurso de acreedores, uno de sus activos más señeros, como es la estación invernal leridana de Boi Taüll, empezó a seguir un camino sembrado de minas. Los casi 50 millones de pasivo, acumulados en su mayoría con las obras de ampliación que la familia Nozaleda había realizado a mediados de la pasada década, empezaron a pesar como una losa.
Por ello, en abril de 2012 la promotora del complejo –con los seis establecimientos hoteleros– tuvo que adelantar el cierre de la temporada invernal y acogerse igualmente a la Ley concursal. A finales del pasado año, se superaba la situación después de que el juez aceptara el acuerdo alcanzado por el 72% de los acreedores.
Pero, la cosa no parece funcionar lo más mínimo. Por ello, la Generalitat de Cataluña ha vuelto a salir al rescate del complejo invernal por las irreparables consecuencias laborales y sociales que el cierre para la temporada 2013-2014 hubiera provocado, recordando el 20% menos de visitantes provocado por el cierre del pasado verano.
Este año no sucederá lo mismo. El Gobierno catalán y la empresa Promocions Turístiques de la Vall han firmado un acuerdo por el cual el Ejecutivo presidido por Artur Mas concede varios préstamos por unos 400.000 euros.
La concesión del préstamo y la garantía de que la estación abrirá este invierno son una buena noticia para la zona, al aportar tranquilidad al sector turístico y a la población en general. En invierno trabajan en la estación, directamente, entre monitores, personal de pistas y personal de hoteles, más de 300 personas.
El acuerdo consolida la apertura de los hoteles, que se venían preparando desde el domingo, y ha provocado la llegada de los primeros turistas. Los responsables confían en que, con la firma de este acuerdo, se obtenga un alto nivel de ocupación de las 4.000 plazas hoteleras.
A pesar de las turbulencias financieras, el complejo sigue contando con el respaldo de los clientes. De hecho, en la pasada temporada invernal, logró facturar un 10% más respecto al año anterior, a pesar del retraso en la apertura. La familia Nozar, accionista del resort de turismo de nieve y montaña, contrató al grupo Beitreben Hospitality, que también gestiona el complejo hotelero en Panticosa, para que colaborase en la comercialización de la estación.