Madrid. El proyecto de Eurovegas no va a ir finalmente a Cataluña. Y este hecho ha sido presentado a la opinión pública de tal forma que el fracaso de la instalación de Eurovegas en Cataluña aparece como una decisión acertada por la que el presidente Mas “se adelanta a la decisión pendiente de Adelson”. La cosa está clara, como Mr. Adelson se ha retrasado, ya que el plazo del 31 de agosto dado por la Generalidad se ha cumplido, el americano ha perdido la oportunidad de invertir en Cataluña. Otras declaraciones oficiales apoyan la jugada por la cuál no es que el inversor USA haya renunciado a su inversión en Cataluña sino que es ésta la que prefiere otro proyecto alternativo a Eurovegas, "sin las aristas que este padecía". La presentación de esta contrainformación ha ido aparejada con una emisión enorme de datos sobre la inversión alternativa, Barcelona World, que, como no puede ser de otra manera, está llena de aspectos favorables.
Bien, que les vaya bien, pues el anuncio de un nuevo proyecto inmobiliario ajeno hay que saludarlo siempre deseándole el mayor de los éxitos. Ya tendremos tiempo de ver si todo es tan dulce como lo presentan cuando conozcamos más detalles.
No obstante yo me voy a quedar en la parte señalada, esto es en el cómo un fracaso de gestión se presenta como un éxito. Y como en esto de “yo soy el más listo de la clase” hay pocas cosas nuevas bajo el sol, veamos lo que nos cuenta el viejo Esopo en su fábula de la Zorra y las uvas. “Paseaba una zorra hambrienta en busca de comida cuando al pasar por un parral vio que del mismo colgaban abundantes racimos de doradas y jugosas uvas, ya en plena madurez. E inmediatamente saltó hacia ellos para comérselos. Pero las uvas estaban a demasiada altura y a pesar de sus repetidos esfuerzos no pudo alcanzarlas. Así que ante la imposibilidad de lograr lo anhelado se alejó diciéndose: "¡No las quiero! ¡Están verdes, no están maduras!". Esopo –un hombre bueno y sabio- nos aconseja en su moraleja que nunca echemos la culpa a los demás de lo que nosotros mismos no somos capaces de alcanzar.
Pero lo que el autor griego no nos dice en su fábula es lo que pasó después cuando la zorra, con el rabo entre las piernas, igualmente hambrienta y más cansada, pero encantada y satisfecha con la mentira con la que autojustificaba su conducta, se alejaba.
En este caso, el nacionalismo catalán ha salido con el argumento de que han elegido a un mejor novio. Y que su proyecto de Barcelona Wolrd es mucho mejor que el de Eurovegas. (A las pocas horas ya había cientos de noticias que indicaban los múltiples beneficios de tal proyecto). No sé a usted pero a mí eso me recuerda el caso de la novia rechazada por el novio, que despechada por las calabazas recibidas sale al balcón de su casa a contar a los cuatro vientos que ya no se casa con su novio de toda la vida porque ha encontrado a uno mucho mejor). Sin entrar a examinar al nuevo novio –ya habrá tiempo para cuando se sepan más detalles del nuevo proyecto-, el recurso intelectual no puede ser más pobre. Mejor hubiese sido que hubiesen meditado sobre lo sucedido y conocido las razones de la calabazas recibidas. Y a lo peor, entre ellas, encontraban que las razones del desaire obtenido pueden haberse basado en la deriva separatista que se respira en Cataluña y su consideración como una Amenaza dentro del plan de marketing incluido en el estudio de inversión que los americanos habrán realizado.
Un error común a muchos, cuando han sufrido un fracaso serio, es no estudiar las causas de ese percance. Son multitud los que no aprenden de la derrota y no investigan sus causas, consecuentemente, desaprovechan el valor de las enseñanzas que toda pérdida puede ofrecer si se buscan sus fundamentos. La finalidad del estudio del fracaso es evidente: sabiendo que es lo que ha fallado es probable que en una próxima edición de la situación se eviten las conductas que llevaron en ocasión anterior al desastre.
Y esto es lo que no ha hecho en esta ocasión el nacionalismo inmobiliario catalán, simplemente han pasado página… y a otra cosa.
Tengo que terminar aquí. Otro día volveré y le contaré el final de la fábula cuando la zorra, tras el incidente que cuenta Esopo, se mete, por despecho o por estupidez, en otro parral esta vez de uvas agrias, más accesibles, y en la que termina por morder los racimos. Por si tiene curiosidad sobre por dónde va a ir la fábula vaya buscando datos sobre los rendimientos económicos de los parques temáticos ya existentes en España. Y si estos son hoy negocio. ¡Verá qué sabor tan agrio!… ¡Y el nacionalismo inmobiliario catalán queriendo hacer otros seis más! Las uvas verdes se les han debido subir a la cabeza.