Madrid. El caso de Fergo Aisa, la inmobiliaria catalana cotizada presidida por el madrileño Carlos Fernández, resulta curioso. Es como si se la hubiera tragado la tierra. Lleva toreando a todos desde hace seis meses. A sus accionistas y bonistas. A la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
No ha presentado las cuentas correspondientes al cierre del pasado ejercicio, ni tampoco las del primer trimestre de 2013. Y, lógicamente, ha obviado convocar a su junta de accionistas para que aprobara dichas cuentas porque no había nada que aprobar.
Desde que el 20 de abril, la CNMV suspendiera la negociación bursátil de sus valores ante el anuncio de que se acogía la situación preconcursal, novedades mínimas. En diciembre del pasado año, comunicaba en hecho relevante que daba por superada esa situación concursal tras el pago de una deuda a la consultora CB Richard Ellis, y desde entonces el más absoluto de los mutismos.
Ni solicita de nuevo la entrada en concurso de acreedores ni tampoco el más mínimo atisbo de que los supuestos contratos en el extranjero –que lleva negociando desde hace dos años– hayan dado fruto alguno.
Cuando el pasado 10 de diciembre daba cuenta del acuerdo de su consejo del archivo de la situación preconcursal solicitada por CBRE, se daba un plazo de noventa días para regularizar su situación societaria y celebrarión de la junta general ordinaria de aprobación de cuentas, confiando en que pudiera presentar un plan de pagos que satisfaciera las expectativas de los acreedores y bonistas, ajustar el plan de viabilidad a la situación actual de del mercado, y retomar las negociaciones con grupos de inversores interesados en la empresa.
Pasaron los tres meses y ninguna novedad. Bueno sí. Una, comunicada a la CNMV con dos meses de retraso, en el sentido de que había tomado la decisión de prorrogar el plazo inicial de noventa días por otros tantos “a fin de poder concluir las negociaciones y acuerdos para la financiación de la compañía, presentar las nuevas oportunidades de negocio que, en su caso, podrían dar continuidad a la compañía, y de esta manera regularizar la actual situación, lo que conllevaría una vía de propuesta de satisfacción para los accionistas, bonistas y acreedores”.
Está a punto de vencer esta prórroga y ninguna novedad. Mientras tanto, Carlos Fernández se va quedando solo. En febrero, con motivo de su jubilación, renunciaba a su cargo de consejero Ricardo Aixelà, y el pasado lunes se supo que también había hecho lo propio Gregori Grau Pujadas. En este caso, por motivos personales.