El modelo de éxito de las ‘supermanzanas’ empieza a expandirse en la trama Cerdà de L’Eixample, en Barcelona, para ofrecer al vecindario un espacio público más saludable, próximo, sostenible, seguro y humano.
De forma progresiva, en L’Eixample se creará una red de 21 ejes verdes y 21 plazas de barrio. En total se ampliará en 33,4 hectáreas el espacio para el vecindario y en 6,6 hectáreas el verde urbano.
El modelo de ‘supermanzana’ de Barcelona actualiza el plan Cerdà del siglo XIX y lo traslada al futuro de la ciudad.
El éxito del modelo de las supermanzanas, como la del Poblenou o la de Sant Antoni, se amplía a un área extensa, densamente poblada y con unos niveles de tráfico y contaminación elevados como es L’Eixample.
Se transformará para que una de cada tres calles sea un eje verde y que cada vecino y vecina tengan una plaza y un eje verde a menos de 200 metros de casa. Las actuaciones previstas son:
21 ejes verdes nuevos, un total de 6,6 hectáreas más de verde y biodiversidad.
21 plazas nuevas en los cruces de las calles, con una superficie de 2.000 metros cuadrados, un total de 3,9 hectáreas, para el paseo, la estancia y el juego.
33,4 hectáreas más para los peatones, una superficie total como la del parque de la Ciutadella.
En toda el área donde se intervendrá se garantiza la accesibilidad en transporte público.
Primeras actuaciones en cuatro calles y cruces
Las primeras cuatro vías que se convertirán en ejes verdes serán las calles de Consell de Cent, Girona, Rocafort y Comte Borrell. Las primeras cuatro plazas se encontrarán en los cruces de Consell de Cent-Rocafort, Consell de Cent-Comte Borrell, Consell de Cent-Enric Granados y Consell de Cent-Girona.
Estas primeras intervenciones modificarán 4,65 kilómetros y 10,35 hectáreas de vías, donde el verde y los peatones serán los protagonistas, y 0,8 hectáreas de superficie en las nuevas plazas.
Para hacerlo posible, se han convocado dos concursos públicos de ideas, uno para las calles y otro para las plazas ubicadas en los cruces, que fijarán las bases para el resto de vías y cruces que se transformarán.
Las propuestas tendrán que cumplir criterios de sostenibilidad, accesibilidad, eficiencia energética, mobiliario urbano inclusivo y materiales de bajo impacto ambiental. Las obras empezarán en el 2022 y costarán 36 millones de euros.
El nuevo modelo de calle, y por tanto los cuatro primeros esos verdes que se impulsarán, tendrán que cumplir una serie de criterios y parámetros que posarán las personas, el verde y los usos cívicos en el centro:
El derecho en el espacio público y la proximidad. Habrá que generar espacios de paseo, espacios que faciliten el juego infantil espontáneo y espacios de estancia confortables. Y se tendrá que prever espacios flexibles que puedan acoger usos ocasionales varios como ferias, conciertos y otras actas. Todo, con visión feminista, priorizando los niños y la gente mayor y favoreciendo los servicios y el comercio de proximidad.
El verde, la energía y el agua: una nueva infraestructura ambiental. Se incrementará al máximo la presencia de verde, tanto en proporción como en calidad. Como mínimo el 20% de la superficie tendrá que ser permeable -no pavimentada-, y de esta, la mitad tendrá que estar plantada con herbáceas.
En verano se garantizará que como mínimo el 80% de la superficie estará en sombra mediante una cubierta vegetal, y se contemplará la posibilidad de ubicar estructuras de sombra que, además, puedan generar energía. Se preverán nuevas fuentes para beber en puntos estratégicos, y el alumbrado se adecuará a los nuevos usos.
Nueva materialidad, accesibilidad y permanencias. Se impulsarán soluciones innovadoras tanto en cuanto al uso de nuevos materiales como las soluciones constructivas y elementos urbanos.
Se utilizará mobiliario urbano inclusivo y soluciones y materiales de bajo impacto ambiental. En cuanto a la accesibilidad, se dará protagonismo en el espacio de peatones, al verde y usos cívicos, siempre garantizando la accesibilidad de los servicios necesarios para el buen funcionamiento de la ciudad.