Los bancos siguen afanándose en quitarse de enmedio el mayor número posible de pisos. Y lo están haciendo con políticas agresivas de precios y, sobre todo, por el creciente interés por parte de inversores, especialmente extranjeros.
El problema es que siguen entrando en sus balances viviendas y otros activos a manos llenas como consecuencia de la situación económica, que lleva a las entidades financieras a tener que acometer ejecuciones hipotecarias ante los impagos de las cuotas por parte de los clientes. Así, los seis grandes bancos elevaron sus activos inmobiliarios un 20% en 2013, por un valor que se aproxima a los 60.000 millones de euros.
A la vista de los resultados presentados, y a pesar de los más de 30.000 millones aportados en coberturas para cubrir minusvalías, la venta de inmuebles se realizó a precios todavía más bajos, de manera que la mayoría de las entidades tuvo que asumir pérdidas superiores.
Solo Bankia, como consecuencia de la transferencia de activos a la Sareb, consiguió vender por encima de las dotaciones. En la gestión de activos inmobiliarios, el resto de entidades registraron pérdidas adicionales. De casi 100 millones, en el caso del Banco Santander, de cerca de 60 millones por lo que al BBVA se refiere.
De cara a mejorar la gestión de estos activos, las entidades han empezado a desprenderse de sus plataformas de gestión que pusieron en marcha hace unos años. Es lo han hecho Bankia, Popular, Santander y Caixabank, incluyendo en algunos casos la gestión de los créditos morosos o fallidos.
Las entidades limpian sus balances y los fondos de inversión compradores aumentan su presencia en el mercado inmobiliario e hipotecario confiando en la obtención de beneficios cuando la situación económica mejore.
A esta estrategia no se ha apuntado el BBVA ni tampoco el Sabadell, entidad que está tanteando otra opción, que pasaría por llegar a un acuerdo con un socio para dotar de un mayor valor a Solvia, su plataforma inmobiliaria, sin que en ningún caso ese socio tuviera una participación mayoritaria.
Catalunya Banc tampoco llegó a cerrar la venta de su plataforma de activos a los fondos estadounidenses Kennedy Wilson y Värde Partners, ante la exigencia de la entidad catalana de mantener el empleo del máximo número posible de trabajadores. Y ahora, vuelve a estar en el mercado, sopesando el interés que anteriormente habían mostrado otros fondos como Apollo o Cerberus.