Es lo que hay. Los gastos no parecen existir para la Sareb. Todo lo que conocemos hasta ahora son ingresos. Que si 900 millones de euros hasta mediados de julio por la gestión y venta de activos, que si ahora el fondo HIG le va a pagar otros 100 millones por casi 1.000 viviendas, 750 plazas de garaje y trasteros y un local comercial. Y así, una tras otra.
Operaciones en las que cuenta con un sinfín de asesores, intermediarios y demás agentes que cobran lo cuyo, y que, en buena lógica, dejan menguados esos ingresos brutos una vez cobrados los emolumentos pactados.
Por ejemplo, que se sepa, solo en la ‘operación Bull’ han participado la auditora KPMG como asesor financiero, Baker & McKenzie, Ashurts y la inmobiliaria Monthisa, que se encargará, una vez constituido el Fondo de Activos Bancarios (FAB), de gestionar la obtención de las mayores plusvalías, tanto para Sareb como para HIG.
Tampoco hemos sabido lo más mínimo acerca del coste que para el banco malo va a tener la contratación de un ‘swap’ para cubrir, entre 2014 y 2022, el pago de 42.000 millones de euros de su deuda ‘senior’, como oficialmente tampoco se sabe lo que se llevan las entidades financieras cedentes de los activos por la gestión de éstos, como tampoco el importe de las comisiones de otros intermediarios inmobiliarios.
Respecto al ‘proyecto Toro’, aunque los responsables de Sareb, con Belén Romana a la cabeza, aseguraban que los 100 millones de euros pagados por el fondo HIG es un buen precio, incluso por encima del precio de adquisición de estos activos, lo cierto es que se trata de una cantidad muy inferior a la que se preveía hace unos meses cuando el paquete de activos se puso en el mercado, cuando se barajaban obtener casi el doble de ingresos.
Inicialmente se pensó en estructurar un paquete más amplio que alternara activos de gran atractivo con otros con menos posibilidades, que llegó a ser ofrecido por unos 500 millones de euros, un precio que no mereció la más mínima consideración por parte de ninguno de los fondos e inversores contactados.
Tampoco hizo ninguna gracia que el proceso de venta se articulara mediante subasta, la que organizó KPMG. Un hecho que produjo la desbandada de la mayoría de los fondos. Y solo la irrupción a última hora de HIG Capital ha propiciado el cierre de la operación tres semanas después de la fecha fijada para la adjudicación, el pasado 18 de julio. Habrá que ver ahora qué plusvalías obtiene Sareb de las ventas que realice el FAB, de las que se llevará un porcentaje del 49%.