Madrid. En el tema inmobiliario, BBVA va por libre y no quiere ataduras de ningún tipo. Yo me lo guiso, yo me lo como, parece ser el camino elegido. Le podrá salir mejor o peor, pero el resultado, en lo que se refiere a su desinversión en estos activos tóxicos, será completamente diferente al de sus competidores, en buena medida atados a los intereses del banco malo.
Por eso se negó en redondo a entrar en la Sareb, y por eso ya le ha dado una nueva vuelta de tuerca a su estrategia para desprenderse de algunos de los mejores activos y obtener por ellos la máxima liquidez dadas las altas provisiones aportadas.
No los busquen en su página web especializada. No los encontrarán. Allí se pueden encontrar otras promociones que lleva a cabo la entidad presidida por Francisco González, como las que, en la capital, acomete en las calles de Méndez Álvaro 72 o Villanueva 4, pero no otras, como las casi 100 viviendas cuyas obras reanudaba hace un año en la avenida de Europa, en Pozuelo de Alarcón, tras haber estado cerca de tres paralizadas por los problemas económicos de su promotor inicial, la inmobiliaria Lualca.
Ahora, una docena de promociones como esta se han empaquetado para ser ofrecidas a inversores extranjeros. En BBVA han testado lo que quieren estos fondos, y se lo ofrecen a la carta. Promociones completamente terminadas, en una buena ubicación y con posibilidades para el comprador de vender las viviendas a un buen precio.
Y la promoción de Pozuelo, frente al centro comercial Zielo y la zona de negocios de Ática, se ajusta perfectamente a estos requerimientos y tiene todos los visos de tener una posterior salida. Quizá no a los precios que Lualca visualizó en 2005, condicionada por los 45,5 millones de euros que pagó por el solar municipal donde levantar 96 viviendas, pero sí, sin duda, a un precio unitario del metro cuadrado construido por encima de los 3.000 euros el metro cuadrado.
Lualca -acrónimo mixto del nombre y apellido de su presidente, Luis Canales, y de los antiguos supermercados Alcosto- no escatimó un euro a la hora de adquirir suelo, especialmente en Pozuelo de Alarcón, municipio de gran desarrollo y altos precios del noroeste de la región, y cuyas expectativas también se han visto truncadas. Lo mismo que pasó con los 241 millones de euros que en 2006 pagó al Ministerio de Defensa por el antiguo polvorín de Retamares, entre las urbanizaciones de Montegancedo y Montepríncipe, junto a la M-40, para construir 500 viviendas.
La promotora de Canales obtuvo la licencia en la avenida de Europa en mayo de 2007, inició las obras y apenas dos años después las tuvo que paralizar. Las cuentas no salían, y la parcela, en una de las mejores zonas de Pozuelo, se abandonó. La obra se cerró a cal y canto, con los materiales amontonados en medio de la parcela y sin rastro alguno de obreros. Hasta que el BBVA decidió retomar la actividad con vistas a su posterior venta. El objetivo pasa por obtener entre 420 y 440 millones por la venta de una docena de promociones distribuidas por toda España.