Madrid. Tras quedar en suspenso por el nuevo Gobierno los procesos de licitación de las concesiones de los aeropuertos de Madrid-Barajas y de Barcelona-El Prat, el sector aeroportuario español sigue pendiente de afrontar su renovación para encarar los retos de competitividad que se avecinan.
La hoja de ruta a seguir la ha puesto encima de la mesa la ministra de Fomento, Ana Pastor. Con posterioridad a haber logrado poner en valor a Aena Aeropuertos, está previsto abrir el proceso de entrada del capital privado para introducir en la sociedad prácticas de gestión que favorezcan el aumento de su eficiencia y competitividad.
Así, “la entrada de capital privado en Aena Aeropuertos se llevará a cabo una vez que se haya puesto en valor la misma”, indicaba la titular de Fomento. Puesta en valor que pasa por, entre otras cuestiones, por ofrecer una red homogénea y a precios competitivos.
Para alcanzar esa excelencia y puesta en valor de los aeródromos españoles se está elaborando un Plan Estratégico y de Negocio que busca maximizar la eficiencia en costes y la estricta rentabilidad económico-social de las inversiones aeroportuarias, así como la adecuada competencia-complementariedad con otros modos de transporte, en especial, con el AVE. Se plantea elaborar para cada aeropuerto un plan de austeridad que permite minimizar los gastos corrientes sin menoscabo de la calidad del servicio.
En este nuevo modelo de gestión aeroportuaria será clave contar con la participación de las comunidades autónomas, los ayuntamientos y el tejido social en torno a los aeropuertos, que se articulará a través de los Comités de Coordinación Aeroportuaria entre el Estado y cada comunidad autónoma. Comités que buscarán coordinar la política aeroportuaria del Estado con las políticas urbanísticas territoriales y medioambientales de las comunidades, teniendo en cuenta las afecciones provocadas por las servidumbres aeronáuticas y acústicas, así como la accesibilidad y conectividad de cada aeropuerto con otros medios y vías de transporte.