Madrid. La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha realizado una encuesta a 528 españoles con el objetivo de averiguar cuáles son sus preferencias al invertir en inmuebles. Las conclusiones no sorprenden. El porcentaje de encuestados que tiene intención de comprar a corto plazo ha bajado desde 2007 del 9 al 5%, mientras que ha crecido mucho el de quienes ni siquiera se plantean comprar, del 35 al 57%. Al resto le gustaría pero reconocen que no pueden. El perfil de comprador más común es el de una persona que ronda los 40 años con una familia de 3 o 4 miembros. Busca, especialmente, una vivienda habitual con garaje.
La OCU también ha analizado el precio de la vivienda y por qué considera que todavía deben seguir bajando los precios. Entre estas razones la de que el parque de las viviendas no vendidas (nuevas y las que están en poder de los bancos) es enorme, sobre un millón, mientras que se venden unas 200.000 viviendas nuevas al año. También, que la demanda ya no crecerá a los ritmos anteriores por la demografía. La inmigración se ha frenado y la creación de nuevos hogares ha pasado de 448.000 anuales en 2008 a 131.000 en 2010.
Otras circunstancias para esa mayor bajada de precios se relaciona con los datos del paro y del número de cotizantes a la Seguridad Social (con un descenso anual de casi 238.000 cotizantes hasta febrero), con lo que el número de personas con ingresos regulares sigue disminuyendo, o el poder adquisitivo de quienes tienen trabajo se ha visto mermado por el aumento de los gastos y las subidas de impuestos, además de por la congelación o rebaja de salarios. También se hace referencia a la restricción de la deducción por compra de vivienda y al hecho de que las entidades sigan endureciendo sus condiciones para conceder préstamos.
Sin embargo, y a pesar de todas las razones señaladas, el precio de la vivienda no ha bajado lo suficiente como para encontrarse con la demanda y no lo hará hasta que las entidades financieras no adapten la valoración de su patrimonio inmobiliario a la realidad actual. Muchos vendedores particulares se guían por la tónica marcada por los bancos y no rebajan los precios. Ello provoca que muchos consumidores se abstengan de comprar, alargando innecesariamente la paralización que sufre el sector de la construcción.
Ante este panorama, la OCU pide que las entidades financieras reflejen con transparencia en su contabilidad el valor real de los inmuebles, aunque ello suponga reconocer pérdidas a corto plazo, que el Gobierno deje de lanzar mensajes animando a la compra cuando saben que los precios siguen sobrevalorados, y que bancos y cajas ofrezcan al consumidor la posibilidad real de contratar préstamos hipotecarios, aunque sea a precios más elevados, en los que la entrega del bien hipotecado sirva para saldar la deuda.