Es de Perogrullo, pero que lo recoja el Banco de España en su Informe Anual 2014 no deja de ser llamativo. «A más medio plazo, cabría esperar que los factores demográficos tiendan a reducir la demanda de financiación de los hogares. En concreto, la caída de la población en los segmentos más jóvenes se traducirá, previsiblemente, en una reducción del número de solicitantes potenciales de préstamos, especialmente en el segmento de la financiación para la adquisición de vivienda, ya que, como se ha dicho, la demanda de fondos de las familias se concentra en aquellas cuyo cabeza de familia es joven», apunta el supervisor. O sea, que siguen quedando muchas casas sin vender, y cada vez habrá menos gente para comprarlas.
También incide el Banco de España en que el aumento del crédito dependerá de las perspectivas futuras de rentas y empleo, al incidir estas tanto sobre la oferta como sobre la demanda de fondos.
En el segmento de crédito a hogares la recuperación de los flujos estará especialmente vinculada al aumento del empleo juvenil, dado que, por motivos de ciclo vital, la demanda de financiación se concentra en los hogares con cabeza de familia más joven, especialmente en los préstamos para adquisición de la vivienda principal, que constituyen el grueso de los pasivos de este sector
En su resumen de la evolución del sector inmobiliario, el Banco de España cree que, tras seis años de contracción, la actividad del sector residencial reflejó en 2014 pequeñas variaciones positivas desde comienzos del segundo trimestre del año pasado.
A pesar de este cambio de tendencia, la inversión en vivienda tuvo una contribución levemente negativa a la actividad en 2014 (0,1 pp), a gran distancia del nivel de detracción que ejerció durante la crisis (1 pp en media los seis años precedentes). Tanto los visados de obra nueva, por el lado de la oferta, como las transacciones de vivienda, por el de la demanda, repuntaron levemente, aunque desde niveles muy reducidos.
La absorción del elevado stock de vivienda nueva sin vender que se generó tras el desplome del sector continuó a un ritmo lento, debido al reducido número de transacciones de viviendas nuevas, y mostró importantes diferencias a escala regional. Los mayores desajustes entre oferta y demanda se concentran en las zonas costeras, donde se acumularon los mayores excesos durante la expansión.
El descenso del precio de la vivienda tocó suelo en el primer trimestre del año pasado según la información del índice elaborado por el INE, incrementándose un 0,3 % en el promedio anual, tras seis años de caída, y cerrando el año con una tasa interanual positiva, del 1,8 %.
La evolución de los precios de la vivienda señala asimismo comportamientos dispares por áreas geográficas, aunque al concluir el año prácticamente todas las CCAA participaban del incremento de los precios de la vivienda.
La evolución en 2014 indica que el severo ajuste del sector residencial parece haber culminado con una reducción drástica de su tamaño y una corrección de los precios de gran magnitud. La actividad residencial redujo su peso en el PIB un 68 % desde el último máximo cíclico, hasta situarse en el 4 % del PIB en 2014, y los precios inmobiliarios cayeron desde su nivel máximo un 36 % en términos nominales (44 % en términos reales), corrigiendo por tanto una elevada proporción del aumento observado en la fase expansiva.