El BBVA anda dándole vueltas a posicionarse de cara a sacar el mayor rendimiento posible a sus activos inmobiliarios. Y, con vistas, a la nueva etapa que se avecina en el sector inmobiliario, acaba de reordenar cargos dentro de esta estructura. Y lo ha hecho, creando su propio ‘banco malo’, con la separación de activos en dos unidades de negocio.
A partir de ahora, la entidad financiera presidida por Francisco González ha dividido los activos en torno a la plataforma de gestión Anida –la que aglutinaba hasta ahora todos los activos–, al frente de la cual se sitúa ahora Agustín Vidal-Aragón en sustitución de Javier Sainz, que pasa a ocupar funciones en el área de banca privada.
Mientras que Pedro Urresti ha sido designado como nuevo responsable de la inmobiliaria mala, acotada como unidad de non performing assets, dentro del área Global de Riesgos que dirige Manuel Castro. Urresti, uno de los ejecutivos con más conocimiento de esta materia dentro del sector financiero, ya se encargó de tareas de calado como la venta de la sede corporativa y la red de oficinas del propio BBVA en la conocida como Operación Árbol.
Además, Antonio Béjar cede sus competencias globales para tomar las riendas de la Operación Chamartín, donde ya se incorporó en septiembre pasado como consejero delegado David Martínez, anterior director gerente del desarrollo Valdebebas. Se pretende impulsar, de una vez por todas, un proyecto que lleva ya casi dos décadas en los despachos sin que acabe de salir adelante.
Se trata de una especie de ultimátum el que BBVA ha planteado con estos cambios para ese megaproyecto de prolongar el madrileño paseo de la Castellana tres kilómetros al norte sobre el actual haz de vías de la estación de Chamartín. O se desbloquea o se descarta definitivamente. Lo que no se va a hacer es seguir mareando la perdiz más tiempo. Está por ver qué piensa de todos estos planes la constructora San José, el socio del BBVA en este desarrollo.
Dos décadas después de que Renfe adjudicara el concurso para promover la Operación Chamartín todo sigue prácticamente igual. En principio, Desarrollos Urbanísticos Chamartín (DUCH) tendría que haber pagado 1.000 millones de euros por los terrenos el pasado 1 de enero de 2014 a la compañía ferroviaria pública y al gestor de infraestructuras Adif. Sin embargo, el bloqueo judicial del proyecto a raíz de la recinete sentencia dictada por el TSJM contra el Plan Parcial aprobado por el Ayuntamiento de Madrid, sobre todo por la alteración del aprovechamiento, ha congelado cualquier tipo de pago.