Santander. El presidente de Cantabria, Ignacio Diego, ha afirmado que la gestión de su Gobierno ha supuesto un antes y un después en el urbanismo y la ordenación del territorio de Cantabria que está teniendo efectos en la reactivación del sector mediante su mpulso y desarrollo.
Para Ignacio Diego, el urbanismo y la ordenación del territorio pueden considerarse una plasmación geográfica de la política económica y son dos campos complejos y vitales para el desarrollo de la Comunidad Autónoma, en la que existen, además, sobrados ejemplos de lo que implica una negligente o inexistente actuación por parte de los políticos en esta materia y ha expresado su satisfacción y reconocimiento al excelente trabajo realizado a lo largo de este año y medio por el consejero, los directores generales y los funcionarios relacionados con esta materia.
Diego ha expuesto el balance de una gestión marcada por actuaciones trascendentales que comenzaron por dar seguridad jurídica en los planeamientos municipales, algo vital para garantizar los derechos ciudadanos y empresariales. Las actuaciones se han centrado en dar solución al problema humano y de trascendencia económica de los derribos, que ha precisado un intenso trabajo de estudio caso por caso desde que, a finales de 2011, el Gobierno aprobara el Plan que permitirá legalizar el mayor número posible de viviendas.
Asimismo, se han establecido normas claras y concisas que conllevan una garantía de transparencia y de acceso de todos los ciudadanos a la información y, además, la Consejería sigue trabajando en la publicación de todos los mecanismos en la web.
El Gobierno ha tratado de dar respuesta a las demandas sociales que afectan a familias de los núcleos rurales y a la gente joven que quiere mantener su arraigo en su municipio.
Ignacio Diego ha realizado un detallado repaso de las principales actuaciones llevadas a cabo. Entre ellas, la aprobación de la Ley del Suelo, un proyecto emblemático que ha generado el consenso de todos los ayuntamientos y ha hecho posible, sin necesidad de planes especiales ni planteamientos previos, la construcción de viviendas unifamiliares en una zona de corola de suelo rústico, lo que permite revalorizar y mejorar la productividad en este suelo y recuperar el asentamiento tradicional en el territorio. Esta norma impulsa crecimientos muy próximos a los núcleos urbanos ya existentes y con controles paisajísticos muy rigurosos y exigentes.