Uno de los grandes retos de las ciudades del siglo XXI es el aprovechamiento más eficiente de los recursos. En este sentido se pone en evidencia que los actuales sistemas urbanos concentran la mayor parte de las funciones urbanas en el nivel superficial, en detrimento del subsuelo y la altura. El urbanismo de los tres niveles tiene como objetivo abordar de manera integral el espacio edificado, las infraestructuras de abastecimiento, el espacio público, la biodiversidad y la movilidad. Para lograrlo propone dotar de más funciones la altura y el subsuelo y liberar espacio en superficie para favorecer su uso para los ciudadanos.
El urbanismo subterráneo se vincula a la movilidad, la gestión del agua y la energía, la logística y los servicios. Por eso pretende ir más allá de sus usos habituales (aparcamiento y transporte público) e incluye espacios para la recogida de residuos, la acumulación de energía térmica, la separación de aguas residuales y pluviales, la carga, descarga y almacenamiento de mercancías o actividades comerciales y lúdicas compatibles con las condiciones del subsuelo.
El urbanismo en altura se relaciona con la biodiversidad, el agua y la energía. Por eso incorpora captadores de energía solar, colectores de aguas pluviales, cubiertas verdes y arbolado. Además potencia el uso ciudadano de los tejados (huertos, compostaje, comercios, espacios comunitarios…) de acuerdo con su régimen de propiedad, generalmente privado.
El urbanismo en superficie finalmente queda liberado de algunas funciones y debe considerarse como el espacio central de la vida pública. Los puntos clave para su correcto funcionamiento son la accesibilidad universal a pie y en bicicleta, unos niveles adecuados de confort térmico, acústico y lumínico y un paisaje urbano de calidad.
Uno de los proyectos en los que se contemplan los tres niveles del urbanismo es el futuro ecobarrio de Figueres, de 20 hectáreas y una capacidad para 2.000 viviendas. Actualmente están trabajando en su concreción diversos profesionales del urbanismo y el medio ambiente, entre ellos Salvador Rueda, de BCNEcología. A pesar de la crisis el Ayuntamiento de Figueres está decidido a impulsar el proyecto, que puede ser una realidad en ocho o diez años.
Se impone pues la necesidad que los urbanistas proyecten, además del plano en superficie, un plano en altura y un plano del subsuelo con el mismo detalle. Tres planos proyectados en horizontal y posteriormente religados en vertical para asegurar su coherencia. Se trata en definitiva de aprovechar al máximo las condiciones que la naturaleza ofrece para conseguir una mayor autosuficiencia, habitabilidad y funcionalidad de los sistemas urbanos.