Madrid. El tema del desahucio ha sido recogido por la Conferencia Episcopal en la Declaración final de última reunión de su Comisión Permanente. Al término de la misma, los obispos concluyen invitando a la esperanza: “la crisis puede ser también una ocasión para la tarea apasionante de mejorar nuestras costumbres y de ir adoptando un estilo de vida más responsable del bien de la familia, de los vecinos y de la comunidad política. La virtud teologal de la esperanza alimenta las esperanzas humanas de mejorar, de no ceder al desaliento”.
“La comunidad quiere y debe ser un signo de esperanza”, añade la Declaración, y los obispos, en concreto, terminan la nota haciendo una llamada a todos a dar “en nuestra vida signos de esperanza para los demás, por pequeños que sean” y pidiendo expresamente a quienes corresponda que den un signo de esperanza “a las familias que no pueden hacer frente al pago de sus viviendas y son desahuciadas”.
“Es urgente encontrar soluciones que permitan a esas familias –igual que se ha hecho con otras instituciones sociales– hacer frente a sus deudas sin tener que verse en la calle. No es justo que, en una situación como la presente, resulte tan gravemente comprometido el ejercicio del derecho básico de una familia a disponer de una vivienda. Sería un signo de esperanza para las personas afectadas. Y sería también un signo de que las políticas de protección a la familia empiezan por fin a enderezarse. Sin la familia, sin la protección del matrimonio y de la natalidad, no habrá salida duradera de la crisis. Así lo pone de manifiesto el ejemplo admirable de solidaridad de tantas familias en las que abuelos, hijos y nietos se ayudan a salir adelante como solo es posible hacerlo en el seno de una familia estable y sana”, concluye la Declaración.
Con este texto, titulado Ante la crisis, solidaridad, los obispos quieren expresar, una vez más, el sentir de la Iglesia en España ante la grave situación que atravesamos, y prestar su voz a la exhortación y la clarificación. Ya lo han venido haciendo, con particular intensidad desde 2008, con gestos de estímulo a la caridad, como los donativos extraordinarios a Cáritas, y con documentos como por ejemplo la Declaración ante la crisis moral y económica (Asamblea Plenaria, noviembre 2009), que apuntaba a las causas y a las víctimas de la crisis, y animaba a ir hasta el fondo de sus raíces espirituales y morales, exhortando al mismo tiempo a la solidaridad de todos y al compromiso de la Iglesia. En el vigente Plan Pastoral de la CEE, aprobado este mismo año, también se hace una llamada expresa a “continuar la reflexión y a agradecer y estimular la caridad efectiva, la que pasa de las palabras a los hechos”.