El año 2024 se perfila como un período de transformación significativa en el terreno fiscal para España, marcado por la implementación de una serie de novedades que repercutirán tanto en particulares como en autónomos y empresas. Estos cambios, destinados a ajustar la estructura tributaria del país, buscan responder a diversos objetivos, desde la sostenibilidad financiera del sistema de pensiones hasta el fomento de prácticas sostenibles y la equidad en la contribución fiscal.
Uno de los cambios más destacados es el incremento del Mínimo Exento en el IRPF, que ascenderá de 14.000 a 15.000 euros, modificando el umbral a partir del cual los contribuyentes estarán obligados a presentar la declaración de la renta. Este ajuste tiene el potencial de afectar a un amplio segmento de la población, especialmente a aquellos con múltiples fuentes de ingreso.
Adicionalmente, se introducirá el Mecanismo de Equidad Intergeneracional (MEI), cuyo tipo se incrementará al 0,7% en 2024. Este mecanismo, concebido para garantizar la sostenibilidad del sistema de pensiones, implica una mayor carga tanto para empleadores como para trabajadores, y se espera que tenga un impacto directo en los salarios de los empleados, afectando su capacidad adquisitiva.
La fiscalidad de los activos digitales experimentará también un cambio significativo, con la obligación para los residentes en España de declarar a Hacienda aquellos criptoactivos situados en el extranjero y valorados en más de 50.000 euros. Esta medida, encuadrada dentro de los esfuerzos por combatir el fraude fiscal, exige la presentación anual del modelo 721, teniendo consecuencias directas en el IRPF y el Impuesto sobre el Patrimonio.
Por otro lado, la deducción en el IRPF por alquiler de vivienda para uso residencial se reducirá del 60% al 50%, lo cual implica que los propietarios podrán deducirse solo hasta el 50% de la diferencia entre ingresos y gastos derivados del alquiler. Sin embargo, se mantienen bonificaciones en zonas declaradas tensionadas y para ciertos colectivos, como los jóvenes, donde la deducción podría alcanzar el 70%.
En el ámbito regional, el País Vasco introducirá el Impuesto a las Grandes Fortunas, con un tipo máximo del 3,5% para patrimonios que superen los 14,5 millones de euros, mientras que en Madrid y Andalucía se reintroduce el Impuesto sobre el Patrimonio para fortunas superiores a dos millones de euros, con el objetivo de que la recaudación beneficie a las administraciones regionales.
En cuanto a los incentivos, el Gobierno ha extendido hasta finales de 2024 la deducción del 60% en el IRPF para obras que mejoren la eficiencia energética en edificios de uso residencial. Esta medida, junto con beneficios fiscales para la adquisición de coches eléctricos, refleja un compromiso con la sostenibilidad y la transición energética.
Para los autónomos, todas las modificaciones apuntan hacia una mayor obligatoriedad en la presentación de la declaración de la renta, eliminando el umbral previo de 1.000 euros de ingresos. Además, se ajustará el sistema de módulos, eliminando reducciones extraordinarias en el IRPF y aumentando la carga fiscal para este colectivo.
Las empresas enfrentarán novedades como la necesidad de certificación para la exención de tributación por el uso de plásticos reciclados y la implementación de un impuesto mínimo del 15% para multinacionales y grandes grupos empresariales, garantizando una contribución fiscal mínima.
Estas novedades fiscales para 2024 delinean un panorama complejo que requerirá de una adaptación cuidadosa por parte de contribuyentes y empresas. La comprensión y preparación ante estos cambios serán clave para minimizar su impacto y aprovechar las oportunidades que brindan las nuevas medidas.