jueves, 6 febrero 2025

Informe sobre la fractura hidráulica bajo siete llaves

Hace más de un año el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente encargó al Instituto Geológico y Minero de España, dependiente del Ministerio de Economía y Competitividad, un informe sobre la incidencia de la práctica de la fractura hidráulica, la conocida técnica del fracking.

Y el informe se redactó, pero se guarda bajo siete llaves. Finalmente, se ha optado por no hacerlo público tal y como fue elaborado por el equipo de cinco técnicos, coordinados por el ingeniero de Minas y jefe del Área de Recursos Energéticos del Instituto Geológico y Minero, Lucas Vadillo Fernández.

Tras pedir el Ministerio a la Asociación Española de Compañías de Investigación, Exploración y Producción de Hidrocarburos y Almacenamiento Subterráneo de España (ACIEP), que agrupa a las principales petroleras españolas, como Repsol y Cepsa, y a empresas concesionarias de permisos de fracking como BNK y el EVE (Ente Vasco de la Energía), se ha decidido guardar el informe en un cajón.

Casi un centenar de páginas, bajo el título “Recomendaciones ambientales en relación con las medidas preventivas y correctoras a considerar en proyectos relacionados con la exploración y explotación de hidrocarburos mediante técnicas de fractura hidráulica”, cuyas conclusiones y recomendaciones se recogen en el capítulo 7 del informe, y se detallan a continuación:

A modo de síntesis, se dan a continuación una serie de recomendaciones orientativas para el diseño de las medidas preventivas y el plan de vigilancia ambiental ante las posibles afecciones consideradas.

RESPECTO A LAS AGUAS SUBTERRÁNEAS

Aspectos previos

Cabe indicar que cada fase del proceso de fracturación puede crear distintas afecciones al medio hidrogeológico. En este sentido, deben tenerse en cuenta los siguientes aspectos:

– Las afecciones a las aguas subterráneas pueden ser muy variadas, desde contaminantes químicos a afecciones por procesos puramente físicos.

– Las afecciones a los acuíferos se producen fundamentalmente por los fluidos de perforación, de fracturación, de retorno y por gases del propio yacimiento. Asimismo, es posible que se produzcan afecciones por líquidos contenidos en acuíferos, tanto naturales (salmueras) como inyectados artificialmente en acuíferos profundos.

– Desde el emplazamiento de este tipo de pozos, se pueden producir afecciones a los acuíferos del sustrato, a los cursos superficiales de agua e incluso a acuíferos más alejados.

Recomendaciones específicas

Para el control de estas posibles afecciones se considera necesario tener en cuenta las siguientes recomendaciones:

– Realización de pruebas de integridad de tuberías, cementaciones y adherencia cemento‐terreno, en el pozo. Estas pruebas se repetirán siempre que se produzcan afecciones al medio (eventos sísmicos, etc.) que puedan modificar la estanqueidad de los pozos.

– Realización de un informe hidrogeológico integral, en el que se especifiquen y valoren las posibles afecciones a acuíferos superficiales y profundos, y cursos superficiales de agua, que puedan estar conectados hidráulicamente con la zona a fracturar. Asimismo, en este informe, se analizará la presencia de acuíferos artesianos, geotermales o fracturas que permitan la existencia de flujos rápidos de origen profundo. También se recomienda realizar estudios del abastecimiento de agua al pozo, tanto para la perforación como para la fracturación. Por último, se tendrán en cuenta las posibles sinergias entre pozos de fracturación, de abastecimiento, etc.; y el uso de técnicas de captura, reciclaje y depuración del agua empleada.

– Establecimiento de una red de control y vigilancia de salvaguarda hidrogeológica, definida por un círculo comprendido entre 5 y 10 km de radio, con centro en el pozo de fracturación, donde se muestrearán todos los niveles permeables con posibilidad de sufrir una afección procedente del pozo o relacionada con este proceso. Dicha red de control detectará, mediante análisis periódicos, la presencia de lodos de perforación, fluidos de estimulación, agua de formación, metano o cualquier elemento que no forme parte de los que constituyen la “línea de base”, tanto de las aguas subterráneas como de las aguas superficiales.

El periodo de toma de muestras se establecerá en función de la permeabilidad y del tiempo de permanencia del agua en los acuíferos. En esta red se incluirán surgencias, manantiales, pozos, sondeos, etc., donde se pueden detectar las posibles afecciones causadas por los procesos de fracturación. Se prestará especial atención a los puntos de observación relacionados con acuíferos artesianos, termales y con los puntos de abastecimiento de agua a poblaciones.

RESPECTO A LA CALIDAD DEL AIRE

Durante la fase de fracturación hidráulica y de extracción, momento en el que se presume una determinada densidad de plataformas por superficie, se recomienda una red de control de estaciones de inmisión de gases que midan la calidad del aire en la situación preoperacional y durante la fase de fracturación y de extracción de gas, mediante los siguientes componentes: NO2, NOX, SO2, partículas PM10 y PM2,5, ozono, BTEX y componentes orgánicos volátiles (NO BTEX).

RESPECTO A LA SISMICIDAD INDUCIDA

Recomendaciones para mitigar la sismicidad inducida por fracturación hidráulica a) Estudios geológicos para caracterizar esfuerzos e identificar fallas (Royal Society et al., 2012).‐ Los promotores deben realizar investigaciones locales específicas previas a la fracturación hidráulica, incluyendo trabajos de gabinete y campo que comprenderán tanto el análisis de cartografías y datos existentes como la realización de una cartografía detallada, estudios geofísicos, etc. Se debe tener en cuenta que normalmente solo han sido cartografiadas las grandes fallas y únicamente en superficie. La predicción de fallas bajo superficie requiere una cartografía de detalle, datos de sísmica de reflexión y el desarrollo de modelos geológicos. Sería necesario además conocer las propiedades mecánicas y permeabilidades de las fallas identificadas.

Por otro lado, se debe tener en cuenta la presencia de fallas potenciales que no puedan ser detectadas dadas las limitaciones de las técnicas disponibles. No existe un método fiable para detectarlas, pero su presencia se puede predecir estadísticamente (Rotevatn and Fossen, 2011). No obstante, estas fallas tienden a tener una superficie relativamente pequeña, por lo que son menos propensas a producir eventos sísmicos que se puedan sentir en superficie.

Respecto a los datos de esfuerzos, su obtención es relativamente compleja y muchas técnicas requieren la perforación de un pozo. Una vez identificadas las fallas y caracterizados los esfuerzos, se pueden utilizar técnicas habituales en petróleo y gas para evaluar la orientación y tendencia al deslizamiento de fallas y planos de estratificación. En este sentido, se debe evitar la fracturación hidráulica en el entorno de fallas con una tendencia al deslizamiento alta
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