Hace dos años, propios y extraños no salían de su asombro cuando la tradicional opacidad financiera de El Corte Inglés saltaba por los aires para anunciar públicamente el inicio de negociaciones con sus bancos acreedores para reestructurar su deuda financiera de unos 5.000 millones, con vistas a alargar los plazos de vencimiento.
Entonces, todo fueron especulaciones acerca del valor real de El Corte Inglés. Que si cerca de 8.000 millones de recursos propios, que si más de 15.000 millones en activos inmobiliarios. Pues bien, ya hemos salido de dudas.
Tras algunas desinversiones realizadas desde entonces, la compra anunciada del 10% de la distribuidora española, por parte del inversor qatarí Sheikh Hamad Bin Jassim Bin Jaber Al Thani, ha despejado todas las dudas. El Corte Inglés vale hoy unos 10.000 millones al valorar ese 10% en unos 1.000 millones. Ni más ni menos.
La entrada se producirá a través de un instrumento financiero convertible en acciones en un máximo de tres años. Títulos procedentes de autocartera acumulada al comprar la compañía participaciones de integrantes de la familia Álvarez que habían preferido vender.
Al final, la realidad del mercado se impone. Y la de hoy es muy diferente de la que hace unos años, al final del pasado boom inmobiliarios, le permitió a El Corte Inglés cerrar algunas operaciones con importantes plusvalías.
Un ejemplo significativo de la devaluación de sus estos activos fue la antigua torre Windsor –ahora rebautizada como Titania–, el edificio de oficinas y espacio comercial levantado en el solar del antiguo inmueble que fue pasto de las llamas en febrero de 2005.
Ha llovido mucho ya desde aquel semestre, entre diciembre de 2006 y julio de 2007, cuando El Corte Inglés adquirió, por casi 500 millones de euros, la sociedad Ason Inmobiliaria de Arriendos, de la familia Reyzábal, propietaria del solar de la torre Windsor y del 20% de la torre Picasso, ambas situadas en Madrid, además del edificio Marbella y varios locales, también en la capital, y de diversos inmuebles en Castellón, Murcia y Vizcaya.
Solo seis meses después, El Corte Inglés hacía caja y vendía ese 20% de Torre Picasso a FCC por 170 millones, valorando así entonces este edificio en 850 millones. Cifras mareantes que ya nada tienen que ver con lo que ahora estarían dispuestos a pagar potenciales compradores por inmuebles de estas características.
La misma FCC tuvo que vender Torre Picasso a Amancio Ortega por 400 millones de euros a finales de 2011, un precio que suponía valorar el edificio por menos de la mitad de lo que se había contabilizado cuatro años antes cuando compró el 20% del inmueble a El Corte Inglés.