Las consultoras inmobiliarias no dan abasto. Y, como no son muchas las de relumbrón a los que todos se arriman, pues el trabajo se les acumula. No hay día que en Madrid o Barcelona alguna entidad pública, privada o semipública decida poner en marcha alguna operación de venta de activos.
El Consorcio de la Zona Franca de Barcelona también se apunta a esta necesidad acuciante de obtener liquidez. Lo hace porque el cambio de la demanda comercial y la disposición de espacios libres a causa de la crisis económica y la extinción de contratos de larga duración posibilitan ahora el relanzamiento del polígono para una diversidad de usos productivos
En este caso, el objetivo de las consultoras pasa por lograr que se alquilen los numerosos espacios que permanecen vacíos. Hablamos de la comercialización de 200.000 metros cuadrados. En principio está descartada la venta, y los locales sólo están disponibles en régimen de alquiler.
Hasta ahora la negociación de los espacios libres estaba únicamente bajo el control de Consorcio y ningún agente inmobiliario externo podía ofrecer a algunos de sus clientes estas instalaciones y obtener unas comisiones con ello. Insisten en que es una iniciativa importante para el sector inmobiliario por la superficie que supone. “Aumenta las posibilidades para que se ocupen las parcelas disponibles y nos permitirá reforzar la captación de clientes”, subrayan.
Existe una amplia oferta en alquiler, desde 4.200 metros cuadrados la parcela más pequeña, hasta 100.000 metros cuadrados la más grande. El espacio bruto de producción del polígono industrial de la Zona Franca es de 600 hectáreas y actualmente están instaladas cerca de 300 empresas. Entre las últimas empresas que han apostado por este polígono industrial destaca la firma valenciana Consum que ya ha anunciado que creará su nueva sede central para Cataluña, en la que invertirá 50 millones de euros.
Entre las negociaciones que se mantienen se encuentran las iniciadas con la empresa estatal china de Certificaciones e Inspecciones CCIC, de cara al emplazamiento de su laboratorio de certificaciones europeo. Lo haría en previsión de la mejora de los tráficos de mercancías entre la capital catalana y Extremo Oriente, un comercio que aumentará a consecuencia de la inversión multimillonaria que ha efectuado la firma china Hutchinson con la apertura de su nueva terminal marítima en el Puerto de Barcelona.