Unos días después de aparecer en el listado de empresas morosas con Hacienda, con una deuda de 20,5 millones de euros, Inmobiliaria Chamartín se ha declarado en concurso voluntario de acreedores, poniendo fin a una situación financiera que había venido deteriorándose durante todos estos años de crisis.
Al final, la reseña en el BOE del auto de la letrada Verónica Calvo, del Juzgado de lo Mercantil 8 de Madrid, ha venido a certificar esta situación de la empresa fundada por Carlos Cutillas, y administrada ahora por José María Pérez-Carasa.
A partir de ahora, el deudor mantiene las facultades de administración y de disposición de su patrimonio, pero sometidas estas a la intervención de la administración concursal. Y los acreedores deberán poner en conocimiento de la administración concursal designada, Miguel Lomas Molina, la existencia de sus créditos en la forma y con los datos expresados en el artículo 85 de la Ley Concursal. Tienen de plazo hasta el 5 de febrero para hacerlo.
En las cuentas del ejercicio 2014, la situación ya se atisbaba imposible de retomar. Con unos ingresos de 187.000 euros, unas pérdidas de casi 84 millones de euros, más del doble de los 35 millones registrados en 2013. Y, sobre todo, un pasivo insoportable de casi 600 millones de euros.
Su patrimonio neto negativo de 42 millones de euros, contrastaba con los 45 millones positivos de 2103. Presentaba un fondo de maniobra negativo por 547 millones y una previsión negativa de reserva de liquidez.
A finales de 2014 debía a los bancos más de 487 millones a los bancos y 47 millones a los proveedores. De esa deuda financiera, la parte mollar era la amortización del préstamo de de 520 millones de euros con los que, en diciembre de 2006, compró a Amorim los activos de su filial portuguesa.
Al término del pasado ejercicio, según las cuentas depositadas en el Registro Mercantil, Inmobiliaria Chamartín tenía este préstamo vencido por un importe pendiente de amortizar de 320 millones de euros y unos intereses devengados y no pagados de 78 millones de euros.
El pasado mes de julio, a la formulación de las cuentas del ejercicio 2014, Chamartín aseguraba estar manteniendo negociaciones con fondos para recabar la posibilidad de que entraran en el capital de la filial portugesa y pudieran así satisfacer a los bancos prestamistas. A la vista de lo hecho, esas negociaciones no llegaron a fructificar.