El déficit tarifario será costeado en buena medida por los consumidores. Pagaremos un 3,2% más por las tarifas de acceso (uno de los componentes que forman el precio de la luz). Son las cuentas que han echado desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). Pero esta subida no nos afectará igual a todos. Habrá quien pague incluso menos que antes.
Esta subida, que podría aprobarse en breve, implicaría el encarecimiento de las tarifas de acceso. Pero lo que provocará más de un dolor de cabeza a los consumidores es el cambio en lo fijo (lo que se paga por cada kW de potencia contratada) sube hasta un 77%, mientras que el precio de cada kWh consumido baja un 22%. Esto beneficia a quien gasta más luz sin tener contratada una elevada potencia.
Los perjudicados serán las viviendas vacías y los hogares con consumos bajos o medios, pero sobre todo quien tenga contratada una potencia mayor de la que necesita.
Estos cambios implican que el importe fijo pesará más, perdiendo importancia los términos variables (la luz que consumes). Será todo un desincentivador del ahorro. Las eléctricas tienen miedo al autoconsumo: hacer rentable una instalación doméstica de energía renovable será ahora más difícil que antes.
¿Qué medidas se pueden tomar? Revisar la potencia contratada: si en tu casa nunca salta el interruptor de potencia, es síntoma de que tienes más potencia de la que necesitas.
Hasta ahora, reducir un kW de potencia suponía ahorrarse 28 euros al año. Con los cambios propuestos por el gobierno, este ahorro sube a 40 euros anuales. Solicitar el cambio de potencia a tu distribuidora solo cuesta 10 euros.
También buscar una tarifa mejor, aunque, en este caso, el mercado eléctrico es complicado y cambiante.