Madrid. En el seno de la empresa española de paneles fotovoltaicos Solaria, los chinos están siendo protagonistas. Para lo bueno y para lo malo.
Bueno, porque, tras la aplicación de las medidas antidumping impuestas a los paneles fotovoltaicos de origen chino, que hace unas semanas aprobó la Comisión Europea, por considerar que el país asiático vende estos productos por debajo del precio de coste, la compañía española ha logrado nuevos contratos que han llevado a la dirección a retirar el Expediente de Regulación de Empleo pactado el pasado mes de marzo.
El ERE que contemplaba la extinción de 71 contratos y la reorganización de la bolsa de horas del resto de la plantilla, que quedaba integrada por 151 personas.
Y malo, porque, son precisamente dos grupos chinos los que han pedido el concurso necesario de Solaria por impago de una deuda de 31 millones de euros. Dongfang Electric y la aseguradora de créditos a la exportación Sinosure presentaron la diligencia ante el Juzgado de lo Mercantil número 8 de Madrid el pasado mes de mayo.
Las dos empresas reclamantes han aportado varios documentos para sostener que la petición de concurso necesario se basa en las dificultades del grupo español y en “el preocupante fondo de maniobra negativo”, que es de 30,9 millones. “Resulta indudable que este hecho agrava de forma muy significativa la capacidad de la sociedad para continuar sus operaciones y obtener ingresos”, sostienen los asiáticos en su demanda.
El fondo de maniobra es una magnitud que indica la diferencia entre el activo corriente y el pasivo corriente y tiene una incidencia directa en la capacidad de una empresa para cumplir con sus obligaciones de pago. Es decir, es determinante en la liquidez de la compañía.
La reclamación de Dongfang proviene de la venta de células y otros componentes a Solaria. De aquella operación, y tras varias reclamaciones de pago por parte del grupo chino, quedó una deuda de 413.038 euros. Por su parte, Sinosure ostenta la condición de acreedor de Solaria por haberse subrogado en un crédito por valor de 1,6 millones de euros cuyo titular era la empresa también china Hendiang, al que debe otros 1,54 millones.
Esta empresa había suministrado células fotovoltaicas a Solaria en el marco de un contrato de seguro de crédito suscrito entre Hendiang y Sinosure. Tras producirse un impago, en junio de 2012 estas dos formalizaron un acuerdo privado de pago por el que se reconocía la existencia de una deuda por parte de Solaria valorada en 3,565 millones de euros y 705.801 dólares (543.886 euros). En el documento se acordó una deducción de 417.093 euros sobre los 3,5 millones y un calendario de pagos desde junio de 2012 a marzo de 2013.