Madrid. No estaba siendo un buen día, no. Mediaba ya la tarde y tenía que bajar a Madrid, la tarde estaba muy fría y yo con un humor de perros. Pero había comprometido mi asistencia a la presentación de un libro de la Editorial LID y no podía faltar. Así que bajé a la ciudad.
El libro
El libro se titula Emociones Laborales, está escrito por Alberto Blázquez Manzano y un equipo variado de once profesionales de la Comunicación, Relaciones Públicas, Recursos Humanos, Psicología y Marketing. Se trata de un libro coral en el que sus integrantes contribuyen con distintas historias sobre las diferentes situaciones del trabajo en equipo que se producen en la vida laboral de las empresas, las emociones que se ponen en juego ante los sucesos que ocurren frecuentemente: ascensos, despidos, enfrentamientos con otros compañeros, incomprensiones, resistencia al cambio, miedos, competencia interna, etc., las sensaciones derivadas del encuentro de las personas en esas situaciones y las formas de superar las agrias emociones que en muchos casos se suscitan en ellas.
Todo eso se describe a través de doce historias personales, de doce breves relatos sobre distintas situaciones laborales que cada uno de los autores cuenta en el capítulo que escribe. Se tratan de sucesos puntuales de personas anónimas –con nombres de protagonistas ficticios en su mayoría pero yo creo que incluso en esos casos con una fuerte impronta personal de sus autores- en la que notamos el cambio en la percepción de las situaciones conflictivas hacia otras más optimistas y liberadoras que nos permiten actuar con más libertad.
En todas las historias que se encuentran en el libro hay excelentes reflexiones en las que meditar. Le voy a dejar tan sólo con tres de las que más me han causado efecto: La primera es de Álvaro Merino y Pedro Díaz, en su historia: Caracteres incompatibles y dice así: “Estáis gastando energía inútilmente cada minuto que perdéis al mirar todo lo que os separa. Gracias a la fortaleza del otro, cada uno de vosotros es capaz de crecer y mejorar profesionalmente”. Igual es porque a mí me pasa lo mismo con personas cercanas o quizás no, pero el hecho es que este breve párrafo me ha gustado especialmente. Como también otros muchos del texto, como por ejemplo el de Ramón Fuentes de Juan cuando al hablar de la acción de conjunto de un equipo señala: “La meta es el nexo de unión. Te encuentras con compañeros que conocemos y con otros que no, pero donde la hostilidad de lo desconocido permite que todos nos fusionemos". Y el de Alberto Blázquez Manzano cuando habla del momento en el que pensó escribir este libro con el fin de “ayudar a otros a entender el mundo emocional que vivimos a veces en el trabajo y que contribuya a superar nuestras crisis”, con ayuda de otras personas con los que ha llegado, casi desde el primer momento de su relación, a ser más que colaboradores, amigos –en la presentación se habló de ese grupo de redactores como de una familia virtual- y cómo esto “no estaba en el guión”. Una gran idea –la elaboración de este texto- que hoy comentamos- “estaba por escribirse.”
Y eso fue lo que hicieron.
Los textos y sus autores
El libro consta de los siguientes apartados: •Introducción: Algo más que un libro • Buscando el origen de mis conflictos. (Alberto Blázquez Manzano) • Los jefes también lloran. (Juana María Gutiérrez Caballero). • Cuando un puesto no es cuestión de valía profesional (María Langa Ramos). •Terceras personas. (Juana María Gutiérrez Caballero y Alberto Blázquez Manzano) •Tocando fondo: en busca de mi identidad perdida. (Javier Zamora Saborit) •Alguien nuevo en la oficina: seguro que es mejor que yo. (Marta Mª Ferrer González) • Miedo a soñar: un lujo no permitido. (Mar Cárdenas Muñoz) •Malas noticias. (Juana María Gutiérrez Caballero y Alberto Blázquez Manzano) •Donde digo sí, quiero decir no. (María Langa Ramos y Alberto Blázquez Manzano) • Decisión irrevocable. (Ana Cristina Domínguez) •Caracteres incompatibles. (Álvaro Merino y Pedro Díaz) • Talento invisible. (Mar Cárdenas Muñoz) • Enviado especial: la incertidumbre de lo desconocido. (Ramón Fuentes de Juan) • Lo que la sonrisa esconde. (Marta Mª Ferrer González) •La soledad en la gestión del cambio. (Pablo García Sampedro) • El tatuaje del despido. (Mar Asenjo Vilares) •Galería de autores.
La presentación
Se hizo en los locales del Instituto Hume quién había cedido sus instalaciones para el acto de presentación del libro.
Nuria Coronado, editora de LID llevó las riendas del acto y fue presentando sucesivamente a los diferentes autores del libro preguntándoles sobre diversas facetas del texto y su creación desde el momento inicial del mismo. Uno a uno, los autores fueron desgranando su historia de colaboración con Alberto Blázquez Manzano desde que de él recibieron un correo electrónico (entonces de un desconocido) con una invitación a colaborar en la escritura de un breve ensayo colectivo sobre las emociones laborales, su estallido en algunos momentos clave y la manera de enfrentarse a ellas.
Supimos muchas cosas en la exposición de esas relaciones y algunos detalles sorprendentes, como que todos los autores cedían el beneficio de las ventas a beneficio de una sociedad que ayuda en el tratamiento de las enfermedades raras, cuya representante de Comunicación Maria Tomé agradeció el detalle.
Pude observar además la satisfacción de los autores al expresar sus emociones enfrentadas desde el primer momento entre la sorpresa, miedo, responsabilidad y deseo de escribir en un proyecto de esa clase y “el buen rollo” que había entre ellos. Lo dijeron, no tuve que adivinarlo: el trabajo de equipo, la labor de conjunto, la colaboración entre personas muchas de las cuáles no se conocían antes de este trabajo, y el desarrollo y la culminación de esa aventura ha contribuido a desarrollar entre ellos relaciones de amistad profunda. Se les veía satisfechos y eso se fue contagiando entre sus oyentes. Poco a poco –yo por lo menos- empecé a disfrutar con lo que escuchaba, me empecé a sentir bien y muy bien después. Yo creo que hasta que no me terminó el turno de preguntas finales, no me moví de la silla.
Finalmente, otro de los motivos de mi cambio emocional fue el encuentro con Jon Elejabeitia Cilleruelo, director de I+D+i del Instituto Hume y la conversación que con él mantuve y la asombrosa noticia de la que me dio cuenta y que extenderemos en otro artículo: El instituto ha estado recogiendo de sus alumnos kilos de comida para ser distribuidos entre las personas necesitadas y pude ver un gran sala llena de cajas de cartón con alimentos envasados y empaquetados listos para su distribución. Le tendré informado sobre este caso de solidaridad altruista.
A mi vuelta en metro.
El día se terminaba pero yo había cambiado, tras la inyección d
e optimismo y “buen rollo” que había disfrutado en la presentación y en sus alrededores. Había encontrado a un montón de gente que enfocaba las cosas de una manera asombrosa, optimista, altruista… ¿cómo podía permanecer en el lamentable estado emocional con el que entré en la presentación? Claro que no. Cambié mis sensaciones a medida que los iba escuchando y al final me sentía mucho mejor.
Así que llegué a casa, con frío pero feliz, el día se había enderezado y yo me sentía bien. Había acertado al acudir a la presentación. Luego leería el libro con más atención, estaba seguro de que encontraría más motivos para estar satisfecho.