Madrid. Estaba cantado. Las consecuencias de un informe, como el hecho público por el Fondo Monetario Internacional (FMI), no se iban a hacer esperar. Y no lo han hecho. Tras señalar que los presupuestos presentados por el Gobierno presidido por Mariano Rajoy son ya papel mojado, antes incluso de iniciar su tramitación parlamentaria, los inversores en deuda secundaria se han apresurado a vender a manos llenas los bonos soberanos españoles, con la vista puesta otra vez en empujar al Ejecutivo español a pedir el rescate que casi todo el mundo está esperando.
Las órdenes de venta se acumulaban al inicio de la sesión como se pudo apreciar con esa subida de la prima de riesgo hasta los niveles de los 465 puntos, 40 más respecto al cierre del día anterior, y lo mismo sucedía con el tipo de interés de los bonos españoles a diez años, el famoso diferencial respecto a los de Alemania, que se incrementaba hasta el 6,1%.
Y todo porque el organismo presidido por Cristine Lagarde, tras analizar las cuentas presentadas por el Gobierno español, llega a la conclusión de que no se cree nada. Ni previsiones de crecimiento, ni control del déficit público, ni nada. Y, para rematar, subraya la nula capacidad para generar ingresos. Que no será antes de 2017, y ya veremos, la fecha en que la recaudación impositiva vuelve a situarse próxima al 40%, los niveles alcanzados en 2007 cuando todavía se les hacían los dedos huéspedes a todas las Administraciones con las decenas de miles de millones procedentes de las actividades inmobiliarias.
Y claro, como falla la previsión de ingresos, el castillo de naipes de las cuentas públicas se desmorona por la base, y a partir de ahí no resulta difícil para el FMI establecer que el PIB caerá en 2013 en casi tres veces lo fijado por el Gobierno, de -0,5% a 1,3%. Y, claro, no se cumplirán los objetivos de déficit ni este año ni el que viene.
Y qué decir del déficit, que no bajará del 7% cuando se cierre el ejercicio presente dentro de algo más de dos meses, y que llegará al 5,9% en 2013, también muy por encima del 4,5% previsto por el Gobierno.
Además, la diferencia entre los objetivos de déficit pactados por el Ejecutivo español con la UE y, en este sentido, el FMI estima que la diferencia negativa entre ingresos y gastos seguirá abriéndose y tocará máximos en 2014 y 2015 con dos puntos de diferencia entre ambos registros.
¿Cómo puede el Gobierno, con este panorama, seguir manteniendo que va a subir las pensiones? ¿De dónde va a sacar los recursos para hacerlo? Además, si tan seguro está de contar con liquidez, no estaría de más que algún miembro del Ejecutivo explicara las razones por las que ya se está negociando con Bruselas y Berlín que no sancione a España por incumplir su compromiso con el déficit. Una sanción que, de acuerdo a lo pactado con los países de la Eurozona, podría llegar a ser del 1% sobre el PIB. Nada menos que otros 1.000 millones de euros.