Madrid. Una de cal y otra de arena, y así llevamos ni se sabe. El juego de intereses europeos tiene a España en medio de una madeja que cada vez está más enrevesada. Declaraciones por aquí, declaraciones por allá, y una riada continua de noticias que, al final no llegan a ninguna parte.
La situación es muy similar a la que se producía las semanas previas a la del pasado 25 de junio cuando el Gobierno español solicitaba a la Eurozona el plan de rescate para el sector financiero.
La semana pasada a la decisión del Tribunal Constitucional alemán de dar su visto bueno condicional al nuevo mecanismo de rescate le siguió la marcha atrás inicial de la Eurozona para aprobar el proyecto de Reglamento que convertirá al Banco Central Europeo (BCE) en el supervisor financiero único de la zona euro.
Se requiere la unanimidad de los 27 países miembros, y los diez que están fuera de la unión monetaria, además de Alemania, no parecen estar por la labor, con lo que ese plazo previsto del 1 de enero podría demorarse, y con él la recapitalización directa de los bancos con problemas, entre ellos varios españoles.
Y muchos son los que piensan que, por mucho que el Gobierno está tratando de evitarlo –y ahora más con las elecciones vascas y gallegas a un mes vista– el rescate parcial o total de las cuentas parece ser la única solución cuando el conjunto de la deuda de las Administraciones Públicas roza los 805.000 millones y el país solo es capaz de producir poco más de un billón de euros anual. Y todos los indicios apuntan, los últimos los de The Economist, a que en 2013 y 2014 ese PIB se rebajará en unos 20.000 millones y la deuda seguirá siendo por culpa de unos intereses que siguen siendo muy altos, de nuevo apuntando el interés del bono a diez años hacia el 6%.
En medio de esta situación, en clave interna esta semana España seguirá dando pasos para cumplir con el Memorando de rescate financiero. Oliver Wyman entregará al Banco de España su informe detallado de los agujeros de cada una de las entidades financieras, para ver qué capital se necesita y qué nuevas fusiones se sustancian para afrontar esa necesidad.
También se espera con impaciencia el barómetro utilizado por la propia Oliver Wyman par tasar los activos inmobiliarios susceptibles de ser traspasados a la sociedad de gestión de activos (el banco malo), otro de los condicionantes del Memorando. Aspecto clave para saber si las entidades privadas alcanzan el 51% del capital en este banco malo o, por el contrario, el FROB supera ese porcentaje, en cuyo caso ese capital computará como deuda, y serán los contribuyentes españoles quienes apechuguen con el marrón.