Madrid. Hasta hace un año, en la Comunidad de Madrid la mayoría de las operaciones financieras contaban con la presencia de Bankia para salir adelante. Entraba en un negocio y salía adelante sin mayores problemas. Ya no. Su grave agujero –uno de los principales detonantes de que España se vea abocada a pedir el rescate de su economía por el cierre total de los mercados a que se financie– es el motivo de que algunas ventas inmobiliarias no se hayan terminado de concretar.
Una de ellas pasa por la estrategia que tenía y tiene entre manos el Ayuntamiento de Madrid para vender el actual edificio del Área de Urbanismo, en la calle de Guatemala del distrito de Chamartín, para trasladarse al Edificio APOT, propiedad de la empresa municipal Madrid Espacios y Congresos.
Justo antes de que se desencadenara la crisis de Bankia, saldada con la salida de la presidencia de Rodrigo Rato y el nombramiento de José Ignacio Goirigolzarri, la operación estaba prácticamente cerrada, con el cambio de manos del edificio APOT, de la empresa pública al Consistorio, de cara a menguar la enorme deuda que dicha empresas había sumado en los últimos años.
Todo quedaba resuelto con la compra por parte de una promotora de la sede municipal de Urbanismo, por unos 60 millones de euros, para llevar a cabo sobre la parcela resultante un desarrollo mixto, residencial y comercial. Pero, empezaron los problemas. La oferta no llegó a cuajar y el Ayuntamiento se vio obligado a cambiar la estrategia. En lugar de comprar Apot se optó por alquilarlo durante diez años por un precio superior a 42 millones en todo el periodo.
Y no llegó a cuajar porque la compradora del edificio APOT, situado en el Campo de las Naciones, iba a ser la inmobiliaria Hermanos Revilla, de la que Realia (participada por Bankia y FCC) controla el 42%, por un precio que, en ningún caso, superaría los 35 millones de euros.
Se desencadenó lo de Bankia, y todo se quedó ahí. Con la llegada de la inyección de capital prevista a Bankia, a través del FROB, es previsible que esta y otras operaciones se desbloqueen, ya que una de las condiciones impuestas a la entidad para recibir el capital es que aborde una profunda desinversión de sus activos.