Madrid. Enrique Bañuelos, uno de los empresarios del sector inmobiliario que ejemplificó, como ninguno, el éxito fulgurante y la no menos estrepitosa caída del grupo Astroc, vuelve a centralizar sus negocios en España tras su periplo brasileño. Lo hace a través de la tecnológica Amper. Y no de una manera lateral, sino por la puerta grande, convirtiéndose en accionista mayoritario a través de su sociedad Veremonte.
Son unos 20 millones de euros los aportados para alcanzar casi el 28,4% de Amper. Lo ha hecho a través de dos vías, suscribiendo una ampliación de capital de 14,72 millones y comprando el paquete de 9,2 que tenía la entidad financiera Liberbank en la tecnológica. Lo invertido ahora en Amper representa aproximadamente la sexta parte de lo obtenido por Bañuelos tras vender el 20% del grupo brasileño Vanguarda.
De su vertiginosa andadura inmobiliaria todos recuerdan, sobre todo en la Comunidad Valenciana (es original de Sagunto) cómo entre 1996 y 2005 urbanizó más de 17 millones de metros cuadrados en el arco mediterráneo, con la promoción de 50.000 viviendas a precios asequibles destinadas tanto a primera como a segunda residencia. Todo gracias a esa mano ancha legislativa que permitía promover sin acreditar la propiedad de los terrenos y la posterior compra de terrenos que fueron recalificados.
Estrategia que le permitió fusionar varias empresas bajo el Grupo Astroc, cuya entrada y posterior evolución bursátil resultó fulgurante. En un santiamén compró Landscape, filial inmobiliaria del Banco Sabadell, y el 60% de Rayet Inmobiliaria. Con sus empresas valoradas en 750 millones de euros, las fusionó bajo Astroc y sacó el grupo a bolsa.
Las acciones que se estrenaron a un precio de 6,4 euros se revalorizaron un 1.100% hasta los 75 euros y motivó la entrada de empresarios de renombre, como el dueño de Inditex, Amancio Ortega. Los negocios le iban viento en popa. Incluso en 2007 irrumpió en la lista de los más ricos que elabora Forbes, con una fortuna valorada en 5.700 millones de euros.
Pero el 18 de abril de ese mismo año, el castillo de naipes se vino abajo. Ese día, Astroc perdió un 40% de su valor en la sesión bursátil, que se unía a pérdidas acumuladas del 58%. Bañuelos presentó su dimisión y ponía fin a su aventura en el negocio inmobiliario español.