La gestión de los fondos europeos destinados a la rehabilitación de edificaciones en España enfrenta un momento crítico. La Asociación Española de Fabricantes de Fachadas Ligeras y Ventanas (ASEFAVE) ha levantado la voz para denunciar la incapacidad de las administraciones públicas para ejecutar eficazmente estos recursos. Con un horizonte que marca el fin de los plazos establecidos por Bruselas en junio de 2026, la asociación alerta sobre el riesgo de no cumplir con los compromisos adquiridos, poniendo en peligro una asignación significativa que asciende a 37.000 millones de euros, ya recibidos en anticipos y pagos.
Este escenario no solo representa un desafío logístico y burocrático para las autoridades, sino que también tiene profundas implicaciones para el sector de la construcción y la ciudadanía, quienes son los beneficiarios finales de estos programas de ayudas. La falta de agilidad en la administración de los fondos está paralizando numerosos proyectos de rehabilitación, afectando directamente al dinamismo económico y al desarrollo sostenible del país.
El sector de la construcción, en particular, ha sido uno de los más impactados por esta situación. Ya en abril de 2023, se registró una caída en la actividad productiva del 60%, una cifra alarmante que refleja la magnitud del problema. Los obstáculos para acceder a las ayudas van más allá de la escasez de recursos administrativos; la transparencia y la voluntad política también han sido señaladas como áreas deficitarias que requieren atención inmediata.
En este contexto de urgencia, el comisario europeo de Economía, Paolo Gentiloni, ha hecho un llamado a los gobiernos de la Unión Europea para asegurar la ejecución a tiempo de las inversiones y reformas contempladas en sus respectivos planes de recuperación. La advertencia es clara: no se podrán recibir fondos más allá del final de 2026, lo que pone en relieve la necesidad de acelerar los procesos y garantizar la correcta utilización de los recursos disponibles.
Desde ASEFAVE se estima que, de lograrse una gestión eficiente de los fondos, el sector podría experimentar un incremento en su actividad del 20% anual durante los próximos tres años. En particular, la ejecución completa de los fondos Next Generation, solo en el programa 4, podría generar una actividad económica cercana a los 1.000 millones de euros hasta 2026.
Ante este panorama, la patronal hace un llamamiento a las administraciones para que unan esfuerzos y superen los obstáculos que impiden la llegada de los fondos a los particulares. Es imperativo dotar a las entidades responsables de los recursos necesarios para una gestión ágil de las ayudas y simplificar los procedimientos para facilitar el acceso a estas. La urgencia de actuar es palpable, y el sector espera respuestas concretas del recién nombrado director general del Plan y del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia, instándole a escuchar sus preocupaciones y tomar medidas efectivas sin más demora.
La situación actual exige una reflexión profunda sobre cómo las políticas públicas y la gestión administrativa pueden adaptarse a los desafíos del siglo XXI, garantizando que los fondos destinados a la rehabilitación se traduzcan en proyectos tangibles que beneficien a la sociedad y contribuyan a la transición ecológica y la eficiencia energética. El tiempo corre, y con él, la oportunidad de marcar una diferencia significativa en el panorama urbano y ambiental de España.