Hasta 2007, solo uno de cada diez hogares nuevos era en alquiler. Ocho años después, con la desaceleración de la actividad promotora provocada por la crisis económica, la cosa ha cambiado de manera radical. Se crean tantos hogares como se disuelven, con lo que esa creación neta es claramente en alquiler.
Es la principal conclusión a la que han llegado dos investigadores de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) tras cruzar datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, Eurostat y la Encuesta Financiera de las Familias del Banco de España.
Entienden que lo cambios que se están produciendo por la conjunción del estallido de dos burbujas, la inmobiliaria y la demográfica, está afectando al sostenimiento del tradicional sistema de propiedad que, históricamente, ha predominado en España.
No obstante, el cambio de tenencia no se ha producido todavía de manera drástica. Será muy paulatino. Lo que sí se observa, según este estudio, es que el cambio de tendencia hacia el alquiler se debe a la falta de solvencia de los jóvenes en la situación actual. Si se consolida asistiremos al cambio de generaciones de propietarios por generaciones que vivirán de alquiler.
Para los investigadores, un cambio a un modelo residencial basado en el alquiler podría tener muchas ventajas, como el crecimiento de la construcción independiente y la generación de ganancias a corto plazo en el circuito de promoción, construcción, venta e hipotecas.
También tendría ventajas sociales y familiares: una mayor libertad en la organización del ciclo de vida tanto de los jóvenes como de sus padres. Por último, el nuevo escenario ofrecería una emancipación más fácil y estable, que adelantaría las prioridades de las familias y sus proyectos reproductivos, con el consiguiente adelanto de la fecundidad.
Los investigadores diseñan dos tipos de escenarios en los que se desarrollará la sociedad española según las tendencias residenciales actuales, Por un lado, puede darse una evolución negativa si el crecimiento económico es bajo, la creación de empleo débil y las condiciones laborales precarias. Y otro, más positivo, con el alquiler como paso previo a la propiedad. En España, estaríamos en el primer escenario y tendrían que cambiar mucho las cosas para que, poco a poco, nos instaláramos en el segundo.