La inmobiliaria Nozar logró superar el concurso de acreedores que pesaba sobre la estación de esquí de Boi-Taüll, pero no ha conseguido sacar adelante el plan de viabilidad, por lo que su supervivencia pasa por el traspaso de las instalaciones a la Generalitat de Catalunya a cambio de un crédito de 7,5 millones de euros concedido por el Instituto Catalán de Finanzas (ICF), mientras que los actuales propietarios, la sociedad de los hermanos Nozaleda, seguirán como gestores del recinto mediante una concesión y con una opción de recompra.
Ha sido el final pactado después de meses de negociaciones y cuando está a punto de iniciarse la nueva temporada. Una solución intermedia para dar estabilidad a medio plazo a la estación de esquí alpino. La operación deja al margen los hoteles que conforman al resort, que tienen todos los números para ser traspasados a la banca que financió su construcción mediante daciones en pago.
No era esta la intención del Ejecutivo catalán, que movió todos los hilos para buscar un inversor que se hiciera cargo de la estación, pero no lo logró. Mientras buscaba esa alternativa, Boi-Taüll ha salido adelante gracias a los numerosos créditos facilitados a Nozar para que, cada temporada, pudieran abrirse las instalaciones.
El hecho de que Nozar mantenga la gestión tiene su razón. De haberla asumido el Gobierno catalán se hubiera visto obligado a incluir Boi-Taüll bajo la red de cinco estaciones que actualmente gestiona Ferrocarrils de la Generalitat (FGC). Algo que hubiera desequilibrado la balanza económica de la unidad de turismo y montaña del operador público de ferrocarriles, que además de las estaciones incluye algunos ferrocarriles turísticos, como el cremallera de Núria o la explotación vinculada a la montaña de Montserrat.
Así, al quedar fuera Boí-Taüll de esta red de FGC, el Ejecutivo catalán se ahorra parcialmente los costes de la gestión, por un lado, y crea una política comercial conjunta con la que atraer al mayor número de esquiadores, por otro. Ese segundo objetivo funcionó el año pasado, al vender algo más de 562.000 forfaits, un 12% más que un año antes.
Boí-Taüll logró levantar el concurso de acreedores al que se vio abocado al acumular unas deudas de más de 40 millones de euros pero no ha sido capaz de cumplir con su plan de viabilidad. No es una excepción entre las estaciones de esquí catalanas pero sí por su estructuración: es el único resort de esquí en Cataluña, lo que tendría que permitir que los ingresos hoteleros revirtieran en las cuentas de pérdidas y ganancias de la estación de esquí.
El complejo tiene sus problemas. Quizá, el principal, la distancia de al menos un kilómetro entre los hoteles y la estación, lo que tampoco lo hace tan atractivo para familias en las que no todos esquían. Además, su millar de plazas hoteleras tampoco es suficiente para rentabilizar una estación. Tampoco ayuda su lejanía con Barcelona, cuyos habitantes, a la hora de decantarse, prefieren esquiar en Baquiera Beret, una estación mucho más cercana a la Ciudad Condal.