Madrid. En el Consejo de Ministros del pasado viernes 18 de noviembre, el ministro de Educación, Ángel Gabilondo, presentó un informe titulado “El Aprendizaje Permanente en España” (Nuevas oportunidades para aprender), que no debiera pasar desapercibido y, menos, en el sector inmobiliario. Y aunque el citado informe se ocupa de la formación en general y no en un sector particular o en una modalidad concreta, los que esperamos que la cualificación profesional inmobiliaria se extienda y fructifique, tenemos en el informe citado una herramienta conceptual de gran interés.
En su resumen ejecutivo se lee que: ”El aprendizaje a lo largo de toda la vida y el concepto resultados de aprendizaje (learning outcomes), se han convertido desde el Consejo Europeo de Lisboa en marzo de 2000, en conceptos clave que presiden buena parte de las políticas europeas en Educación y Formación. En España, según la Encuesta de Población Activa 2010 (2º T.), existen 12.881.100 personas mayores de 16 años, el 33.5%, que no poseen titulación de enseñanza básica obligatoria, y 13.459.400 trabajadores, el 58,2%, que no han recibido preparación específica para el desempeño de un puesto de trabajo.”
Si la mitad de los que desempeñan un puesto de trabajo no han recibido preparación específica para el mismo… ¿la menor productividad española, no provendrá -entre otras causas- por las deficientes habilidades en la Produccción de bienes y servicios por parte de personas mal entrenadas? ¿Y no mejorarían si acaso ese enorme número de personas en aquel estado, recibiesen la formación necesaria?
Esa parece ser la intención de las autoridades educativas cuando indican que: “La acreditación de cualificaciones es un objetivo compartido por los sistemas de educación y formación. Es necesario establecer mecanismos fluidos de trasvase de adultos en proceso de formación permanente, desde cualquier sistema al que pueda acceder, formal o no formal, al resto de ofertas formativas, de modo que cada uno pueda escoger y utilizar las vías que mejor se adecúen a su nivel, disponibilidad horaria, voluntad de trabajo o capacidad de asimilación de conocimientos.”
Y que: “En el siglo XXI todavía tenemos el importante reto de conseguir el éxito escolar de todo el alumnado y reducir las tasas de abandono escolar temprano.
Existen por tanto franjas importantes de población que precisan objetivamente dar un salto cualitativo en su desarrollo personal y social, a través de la obtención y reconocimiento formal de un nivel básico de educación, o, en su caso, de niveles de cualificación profesional. Parece claro, vista nuestra reciente historia, que además de los cambios en las Leyes educativas y en los Organismos impulsores de la formación de adultos es necesario ir a una actuación integrada, global, para llegar a una parte significativa de la población que tiene baja o nula cualificación, utilizando de modo coordinado los recursos de que disponemos en los distintos subsistemas y administraciones.
Y también, y muy importante, que: “Es necesario, por tanto, una actuación coordinada a nivel estatal, autonómico y local para mejorar el aprendizaje de personas adultas, ampliando y facilitando el acceso al mismo, promoviendo una financiación adecuada y asegurando un uso eficiente de los recursos disponibles.”
En este sentido la reciente instauración para nuestro Sector de la Cualificación de Gestión Inmobiliaria de la que dábamos cuenta hace unos días es un primer paso, al que seguirán la publicación del Certificado de Profesionalidad para el Agente Comercial Inmobiliario y las Guías de Evaluación para la certificación de la Cualificación indicada.
Finalmente, tiene interés que el lector conozca las líneas de fuerza (ejes estratégicos) que se van a utilizar para ello:
1. Desarrollar mecanismos que faciliten la reincorporación de la población adulta al sistema educativo para obtener el Graduado en Educación Secundaria Obligatoria.
2. Generalizar el reconocimiento de competencias profesionales como mecanismo para aumentar la cualificación de la población activa, en particular la de los trabajadores poco cualificados.
3. Establecer nuevas vías de acceso a la Formación profesional, y hacer compatible el trabajo y el estudio para los jóvenes que lo abandonan prematuramente.
4. Reforzar la actualización y la adquisición de nuevas competencias profesionales para afrontar con éxito el cambiante mercado laboral.
5. Promover el acceso de las personas adultas al Bachillerato, a la Formación Profesional y a la Universidad.
6. Ofrecer educación y formación, formal y no formal, a personas en riesgo de exclusión social como estrategia de apoyo a la superación de situaciones de pobreza y marginación.
7. Difundir entre la ciudadanía las posibilidades de la formación permanente.
8. Establecer mecanismos para la mejora de la calidad y la evaluación periódica de la implementación de las políticas relacionadas con el aprendizaje a lo largo de la vida, con participación de todos los agentes implicados.