Santiago de Chile. Según un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) una de cada tres familias de América Latina y el Caribe, habita en una vivienda inadecuada o construida con materiales precarios o carente de servicios básicos.
El estudio ha analizado en profundidad los mercados de vivienda de dieciocho países y ha analizado su normativa legal y las políticas de vivienda de la región hispanoamericana, arrojando como resultado que un 23% de las familias chilenas familias se ven obligadas a instalarse en viviendas informales, como en las zonas marginales, a causa de una oferta insuficiente de viviendas adecuadas y asequibles, siendo el porcentaje más bajo de Sudamérica.
El estudio muestra como en Hispanoamérica y el Caribe hay una mayor incidencia de zonas marginales que en otros países con niveles de ingresos comparables, evidencia de que los mercados de vivienda locales, de manera generalizada y a excepción de puntuales actuaciones, no están cubriendo la demanda de vivienda formal, especialmente para la población de bajos ingresos.
El estudio calcula que para que Hispanoamérica y el Caribe pueda reducir el actual déficit habitacional exclusivamente con viviendas construidas por los gobiernos en el marco de programas de desarrollo urbano, se debería más que septuplicar la inversión en programas de vivienda pública, implicando un gasto de unos 310.000 millones de dólares (en torno a los 245.000 millones de euros) o, lo que es lo mismo, casi el 8% del producto bruto de la región.
La región sufre tanto de una escasez de viviendas como de problemas de calidad, que comprenden desde la falta de títulos de propiedad a paredes hechas de materiales de desecho como el cartón, pisos de tierra y la ausencia de acceso a redes de agua potable y saneamiento. Datos de 18 países de la región indican que más de dos tercios de las familias de Bolivia (75%) y Perú (75%) habitan en viviendas deficientes. En términos absolutos, Brasil (33%) es el país de la región con el mayores déficits de vivienda.