Madrid. La consultora inmobiliaria DTZ ha publicado un informe en el que analiza la actual situación del mercado inmobiliario japonés y el efecto que puede llegar a tener el terremoto del pasado 11 de marzo en el la estabilidad del sector. Para DTZ, aunque es evidente el gran impacto que desastres naturales de estas características pueda tener, su repercusión sobre el mercado de oficinas de Tokio será corto y limitado.
En este momento es difícil evaluar todos los daños del desastre natural, es preciso esperar a que los inversores consideren las implicaciones del desastre. No deja de llamar la atención que en Australia algunos compradores aparecieran en escena poco después de que empezaran las inundaciones buscando vendedores nerviosos o en dificultades. Situaciones semejantes hacen pensar que en el largo plazo el mercado inmobiliario de Tokio se recuperará.
Las primeras estimaciones sugieren que el crecimiento del PIB este año será del 1.0%, comparado con las expectativas previas al terremoto, que se calculaban en 1.3%. Aun así, algunos analistas sugieren que el PIB se verá más afectado y que el crecimiento caerá hasta el 0%. Aunque el terremoto reducirá el crecimiento del país a corto plazo, se espera que la reconstrucción del noreste de Japón aumente el crecimiento del país en 2012.
El estancamiento económico es transitorio y se espera que retrase la recuperación del mercado de oficinas de Japón. Aún antes del terremoto, DTZ predijo que los alquileres de oficinas en zonas prime de Tokio caerían un 6.5% en 2011, y que sólo se vería una leve recuperación en 2012. Ahora esperamos que los alquileres caigan un 9.1% en 2011 y se estabilicen en 2012, y suban en 2013.
Este es un pequeño reajuste negativo respecto a las previsiones de DTZ publicadas en su informe “Global Outlook 2011”. En dicho análisis se calculaba que la rentabilidad de oficinas prime en Tokio fuera de 4.2% a finales de 2010, hasta un 4.1% a finales de 2011 y un 4.0% en 2012. Además los inversores pueden reexaminar la cuota de riesgo que aplican a la propiedad comercial de Japón y a otros mercados en los que haya un riesgo de sufrir un desastre natural.