Oficialmente ha sido Haya Real Estate la que ha se ha quedado, por 225 millones, con la gestión durante diez años del negocio inmobiliario y de recuperación crediticia de Cajamar y Cimenta2, pero detrás de este nombre comercial está el poderoso fondo estadounidense Cerberus.
Lo de Haya Real Estate aunque legalmente es un entidad independiente, en la práctica será la marca comercial con la que Cerberus va a operar en España en el negocio de los servicios de gestión y comercialización de activos inmobiliarios. Fue anunciada hace tres meses, después de que Bankia cediera a dicho grupo la gestión de este negocio por un precio de entre 40 y 90 millones.
Al importe por el traspaso de este negocio a Cajamar, Cerberus-Haya Real Estate añade un variable que dependerá del grado de cumplimiento del plan de negocio de la actividad traspasada y que se estima en otros 20 millones de euros.
La operación, que generará una plusvalía aproximada del mismo importe, supone la cesión por 10 años de la gestión exclusiva y comercialización de activos inmobiliarios, además de la actividad de gestión recuperatoria de la cartera crediticia, valorados en 7.300 millones de euros, cuya titularidad continúa siendo del Grupo Cajamar y permanecerán en su balance.
La transacción se ha realizado tras un proceso competitivo en el que un amplio grupo de inversores ha mostrado su interés por el conocimiento técnico de la actividad de recuperación y la plataforma inmobiliaria del Grupo Cajamar, así como por el carácter multidisciplinar y multientidad desarrollado por Cimenta2 en los últimos años. KPMG ha sido el asesor financiero y legal de Cajamar en la operación.
El traspaso de la gestión de los activos inmobiliarios y financieros por parte de Cajamar supone un hito más en este proceso en el que se han embarcado ya la mayoría de las entidades financieras españoles, tanto las sanas como las que tuvieron que ser nacionalizadas y rescatadas.
Pero, tanto Cerberus como el resto de los fondos tienen señalado como gran objetivo el contrato de servicios más goloso, el de la Sareb. El que el banco malo, presidido por Belén Romana, está a punto de sacar al mercado para que los inversores interesados pongan precio a cada uno de los lotes en que esta gestión de activos se va a dividir. A partir del 1 de enero de 2015, los nuevos contratados sustituirán en este cometido a las entidades cedentes que se han ocupado del mismo durante los dos primeros años de vida de la Sareb.