Las tasaciones, los famosos stress tests, que Oliver Wyman realizó en 2012 sobre los activos inmobiliarios de las entidades financieras españolas, y por las que cobró diez millones de euros, ya son papel mojado. Los bancos españoles se han querido aferrar a ellas para la nueva revisión de activos que se va a realizar, pero no ha colado. El Banco Central Europeo (BCE) ha pedido que se hagan nuevas tasaciones.
No por la totalidad de los activos, sino a través de un muestreo representativo de adjudicados y de las garantías. Los reguladores del supervisor bancario europeo de esta nueva revisión –ya conocida por AQR, por sus siglas en inglés– ya han determinado que no será aceptada valoración alguna realizada antes del 1 de enero de 2013.
Los bancos han presionado para que se limitara el alcance de nuevas valoraciones sobre los colaterales que respaldan los préstamos inmobiliarios y sus activos adjudicados para ahorrar tiempo y costes, pero el BCE ha pedido nuevas valoraciones sobre activos inmobiliarios que no hayan sido valorados de manera independiente en 2013.
El tema lleva consigo la contratación de consultoras y tasadoras para trabajar en estos costosos procesos para analizar entre el 1% y el 20% de las carteras de mayor riesgo de las entidades.
Según las directrices marcadas por el BCE, si las valoraciones externas de los activos inmobiliarios y de las garantías que las soportan están un 5% por debajo de las valoraciones internas, será preciso un quita adicional a la valoración interna independiente que no se vea acompañada de una valoración externa.
Del análisis aleatorio de las muestras analizadas de las carteras se hará una extrapolación al resto de la cartera, y la revisión específica de la muestra se va a tener que contabilizar en la cuenta de resultados del presente ejercicio, mientras que el resultado de la extrapolación se va a tomar como referencia para el punto de partida de capital en los escenarios de estrés.
En principio, la sensación que existe en el seno de las entidades es que no se esperan que estas nuevas valoraciones arrojen excesivas diferencias, ya que la mayoría de las carteras están bien provisionadas. Además, algunos bancos ya han revisado los valores últimamente, y también se cuenta con la referencia que se dio a los activos cuando se realizó, hace un año, el traspaso de inmuebles y préstamos a la Sareb.