Madrid. Sorpresivas declaraciones del secretario de Estado de Economía, dando por hecho que el ajuste en el precio de la vivienda podría haber finalizado y que había indicios de esperanza para un giro de la situación. Más de uno no salía de su asombro ante el optimismo del secretario de Estado. Ni siquiera el lógico positivismo de que hace gala el presidente de los promotores inmobiliarios, José Manuel Galindo, era capaz de apoyar las palabras del alto cargo, dejando entrever una cautela más que razonable.
Y es que los datos siguen siendo muy tozudos. Ahí está ese más de de 14% de bajada registrada en el precio de las viviendas durante el segundo trimestre del año, y ahí están los paupérrimos resultados cosechados por las inmobiliarias cotizadas, cuyas ventas siguen en picado y, por si fuera poco, habrá que ver las consecuencias –a todas luces negativas – que va a tener en el mercado de la vivienda la supresión de la deducción fiscal a partir del año que viene para los nuevos compradores.
¿Cómo puede hablar de ajuste el secretario de Estado si esas inmobiliarias apenas pudieron facturar 1.000 millones en seis meses? Millones, por cierto, no procedentes en su mayoría por las lógicas compras de particulares, sino por efecto de las adquisiciones de las entidades financieras por transmisión de suelo y por promociones acabadas. Es el caso de Quabit, con casi 340 millones ingresados por los tan solo 98 del año precedente, precisamente por esta causa.
Y el fondo de esta situación, aunque el secretario de Estado piense otra cosa, está por llegar. Habrá que ver a qué precio se trasvasan los activos de riesgo de las entidades rescatadas al banco malo, pues ya casi nadie duda de que ese valor tiene todos los visos de situarse por debajo de las provisiones fijadas hasta ahora. Hasta 14.000 millones adicionales ha evaluado Morgan Stanley la pérdida añadida que debería cubrirse ante tal eventualidad, la de que se aumentarán esas provisiones. En cuyo caso, la repercusión no solo afectará a esas entidades rescatadas sino a los activos del resto del sistema financiero y, por ende, de las propias promotoras.