jueves, 28 septiembre 2023
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Los ‘edificios zombie’, una incógnita para el mercado inmobiliario

Madrid. Edificios-zombie, esqueletos de  barcos  fantasma de hormigón y acero, a la deriva en páramos  urbanos.  Urbanizaciones  desiertas, embriones de barrios con  calles sin asfalto y terraplenes de escombro. Carcasas de edificios emblemáticos con las ventanas tapiadas y sus tripas en lenta  e inexorable descomposición… Es difícil resistirse a usar términos apocalípticos para describir esta parte de la realidad inmobiliaria española post-burbuja.

Definir un  problema es tener el 50% de la solución, digamos entonces que  los “inmuebles-zombie” son aquellos edificios que sus promotores, arruinados, no pudieron terminar o vender o  las urbanizaciones que no se llegaron a terminar.

El escenario es desolador ya que los “muertos-vivientes” de la burbuja inmobiliaria se cuentan por millares.  Según el Wall Street Journal en España “hay 1,5 millones de unidades residenciales inacabadas, sin vender” y a quien le toca lidiar este toro es a la banca, como propietaria final de  la mayoría de estos activos.

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Pero ni mucho menos todos los “inmuebles-zombie” son iguales. La problemática de los  edificios es distinta de la de los terrenos, igual que son  diferentes las promociones que no han llegado a “cubrir aguas”, que  los   edificios prácticamente terminados a falta de remates o los  edificios que, estando terminados (o casi) no han llegado a  venderse , o esos otros edificios antiguos, emblemáticos, en las mejores zonas de nuestras ciudades, que se compraron y vaciaron para cambiar su uso  o reformar pero cuyas obras, o no empezaron, o no llegaron a  concluirse. 

En cuanto a los terrenos y urbanizaciones la casuística es también diversa  ya que no es lo mismo hablar de planeamiento estancado (cuando esta aprobado el plan General pero no existe el planeamiento de desarrollo) que de urbanizaciones simplemente  iniciadas, que de aquellas  que cuentan con dotación parcial de servicios pero sin concluir, o de  sectores enteros urbanizados pero vacantes.

La localización también es determinante: no es lo mismo abordar la solución de un edificio-zombie  en una gran ciudad que en la costa, o que afrontar una actuación urbanística aislada en un  entorno sin consolidar que en medio de una ciudad. Cada caso tiene sus elementos diferenciadores que requiere soluciones diferentes. Sin embargo todos tienen algunas características comunes:

– Sobrevaloración

Todos están sobrevalorados. Se compraron caros y al precio que se intentaban vender no encontraron comprador. El necesario (y doloroso) reconocimiento de  esta realidad por los  propietarios es el punto de partida para buscar soluciones.

– Problemas de seguridad

Todos conllevan  graves  problemas de responsabilidad para el propietario; bien  por las propias  carencias de accesibilidad, las “okupaciones” ilegales o bien por  los problemas de deterioro y ruina incipiente o por carecer de seguros en muchos casos.  

– Depreciación

Todo inmueble sin uso indefectiblemente se deteriora y por tanto se deprecia y su rehabilitación o reforma es tanto más costosa cuanto más tiempo pasa, lo que supone una progresiva pérdida de valor.

A MODO DE CONCLUSIÓN

Los edificios zombie no constituyen un problema que se pueda ocultar ni cuya solución pase  por  dejarlos dormir en espera de una mejor coyuntura. Se trata de un problema complicado y costoso y de necesaria y urgente gestión.

Sería miopía ver los problemas actuales del sector inmobiliario español  solo como restos del naufragio de  la burbuja y no percibir que realmente que son signos de un CAMBIO DE EPOCA y no síntomas de una “época de cambios”. En un próximo artículo detallaré las soluciones aplicables a estos inmuebles y que van en línea con la necesaria reconversión inmobiliaria hacia la que camina el sector.

Por José Parra-Moreno
Arquitecto Urbanista
Director General de GRUPO MAIN S.L.

Nota.  El seguro “Todo Riesgo Construcción”  en caso de siniestro, puede plantear dificultades, ya que no se trata de una obra propiamente dicha y tampoco podemos hacer un seguro de comunidades puesto que el edificio todavía no la tiene.

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