Hace dos o tres años cuando el pago de las cuotas hipotecarias empezó a convertirse en un imposible para muchas familias, un buen número de préstamos modificó sus condiciones. Básicamente en el sentido de alargar el plazo de amortización, reducir las cuotas y pagar más intereses y con dos o tres años de carencia.
El caso es muy similar a lo ocurrido con las promotoras inmobiliarias. Se las refinanció dos o tres veces para, al final, reconocer que esa práctica no había servido nada más que para ganar tiempo y evitar a las entidades financieras reconocer el agujero de las insolvencias en sus balances.
Pues bien, una vez acabadas las carencias, las entidades financieras están comprobando cómo tampoco en estas condiciones se están pagando las mensualidades. La consecuencia, que la morosidad hipotecaria de los particulares lleva camino de alcanzar el 6% cuando acabe el presente ejercicio. De momento, hasta el tercer trimestre ese porcentaje era ya del 5,36%, cuando un año antes era tan solo del 3,62%.
Las consecuencias de estos impagos pueden ser terribles para muchos, con nuevos procedimientos de ejecuciones hipotecarias en marcha. La portavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), Ada Colau, ya ha dejado caer lo terrible de esta situación, al comprobar cómo cada vez más personas siguen debiendo lo mismo que hace años. Se les bajó la cuota, sí, pero al cambiar las condiciones subió la deuda por culpa de los intereses, con lo que tampoco ahora pueden pagar.
Mientras, la deuda de los promotores inmobiliarios con las entidades financieras españolas alcanzaba 195.083 millones de euros en junio, de los cuales 65.670 millones —el 33,6%—, eran préstamos morosos, por encima del 30% de hace un año. Este nuevo récord se produce tras la revisión de los préstamos refinanciados. El Banco de España calculaba recientemente que el importe de activos normales dentro de refinanciaciones pasaría de los 73.557 millones a 48.193 millones, lo que elevaría los dudosos desde los 71.660 millones a los 92.224 millones.
A cierre de octubre, los créditos morosos que soportaba el conjunto del sistema financiero español sumaban ya 190.971 millones de euros, un incremento que se debe a la situación económica y también en parte al efecto de las reclasificaciones crediticias exigidas por el Banco de España a las entidades.
También contribuyó a este empeoramiento de la mora la reducción del volumen de créditos que tienen concedidos las entidades financieras, que a cierre de octubre había caído hasta 1,469 billones de euros, por debajo de los 1,481 billones de septiembre. Con menos crédito concedido, el peso de los impagos sobre el total aumenta, lo que también afecta a la escalada de la tasa.