Madrid. Se acaban de conocer los datos del pufo de impagos que acumula el sistema financiero español hasta el pasado mes de noviembre. Eran, hace casi tres meses, 191.630 millones de euros, casi el 11,4% de los 1,68 billones de la cartera crediticia. Un paso más para superar, a final del pasado ejercicio o a principios del presente, un ratio de morosidad del 12% cuando se rebasen los 200.000 millones de créditos impagados.
Una barbaridad. La cifra más alta de la historia. Hablamos de una morosidad ocho veces superior, por ejemplo, a la aflorada en España hace dos décadas tras los Juegos de Barcelona y la Expo de Sevilla.
Y a la que todavía le queda recorrido al alza si nos atenemos a los últimos vaticinios efectuados por el presidente del Banco de Santander, Emilio Botín, de que, al menos hasta mediados de este año, va a seguir aumentando. En el caso de la entidad que preside, hasta rondar el 7%, casi un punto más del contabilizado al cierre del tercer trimestre de 2012.
Con esta ingente cantidad de créditos morosos, en muchos casos ya fallidos –un dato sobre el que no existe una certeza absoluta al no computarse su desglose y quedar incluidos en el paquete general de dudosos–, las entidades van a empezar a soltar lastre de manera vertiginosa.
Se barajan cifras de entre 20.000 y 25.000 millones de euros de créditos fallidos o de dudoso cobro a transferir, con o sin garantías, y de todo tipo. En torno al 10% del volumen total de morosidad. Mucho ladrillo, evidentemente, pero también préstamos al consumo.
Algunos bancos empezaron a hacerlo el pasado año y cerraron varias operaciones, como Santander, Banesto o Bankia, pero el grueso está por llegar una vez que las entidades terminen de dotar las provisiones impuestas, en el caso del riesgo inmobiliario, por los dos Reales Decretos del Gobierno y, sobre todo, cuando el ‘banco malo’, la Sareb, establezca un precio por la venta de los primeros activos transferidos desde los bancos nacionalizados.
Contra más provisiones se hayan practicado por estos préstamos más fácil será su venta. Si lo han sido al 100%, una vez calificados definitivamente como fallidos o incobrables, mejor. Todo lo que se ingrese ayudará a obtener una liquidez de la que andan tan necesitados.