Madrid. Se suponía que en esta brutal crisis del mercado inmobiliario, la rehabilitación estaba llamada a convertirse en una salida con la que el sector de la construcción residencial pudiera resarcirse un tanto de la brutal caída de la obra nueva, pero no parece que vayan por ahí los tiros. Todo lo contrario.
En lo que va de año, la rehabilitación no solo no ha aumentado sino que su retroceso está siendo más que notable. Hasta un 20% menos de visados para reforma o restauración se han firmado entre enero y julio respecto a los primeros siete meses de 2011. Así que se le abre al Gobierno una tarea ingente si quiere que uno de los grandes objetivos de su Plan de Infraestructuras, Transporte y Vivienda (Pitvi) ofrezca los resultados esperados.
El asunto, además de imposibilitar la creación de un buen número de puestos de trabajo con los que paliar el desempleo masivo acaecido en los últimos cinco años en el sector de la construcción, lleva camino de incumplir el objetivo europeo 20/20/20, relativo a la reducción de emisiones de Gases de Efecto Invernadero al menos en un 20 % en relación con los niveles de 1990, como el incremento sustancial del porcentaje de las fuentes de energía renovables en el consumo final de energía, hasta un 20 %, para mejorar en otro 20 % la eficiencia energética.
Hay que tener en cuenta que casi el 60% de las viviendas existentes en España se construyeron antes de la aplicación normativa, aquella ya lejana Norma Básica de la Edificación sobre Condiciones Térmicas en los Edificios de 1979, que introdujo unos mínimos criterios de eficiencia energética en los inmuebles.
Así que trabajo en este campo hay, y de sobra. Falta ahora que ese nuevo plan del Gobierno resulta eficaz y no quede, como tantos otros, en el más absoluto de los olvidos hasta que dentro de unos años otro Ejecutivo ponga sobre la mesa uno nuevo. Y así nos podemos estar toda la vida. Mareando la perdiz, pero sin poner las bases necesarias para lavar la cara a unos edificios que van a ir perdiendo su prestancia a pasos agigantados de no afrontar sobre ellos unos trabajos de mantenimiento adecuados.