En Valencia siguen dándole vueltas a la reconversión de las antiguas instalaciones de la Marina Real. Además de las bases que acogieron a los equipos de la Copa del América, también existe gran interés por ocupar la antigua Estación Marítima.
Y lo han hecho varias pequeñas empresas, startups a las que les viene grande el espacio ofertado en las bases, y que han visto en la posible división de espacios en la Estación, acondicionados en superficies a partir de 100 metros cuadrados, el lugar idóneo para instalarse en este cluster tecnológico que se está formando en torno a las instalaciones náuticas.
Ante el interés de estas empresas de montar en la Estación Marítima una especie de coworking, desde el Consorcio Valencia 2007, integrado por la Generalitat Valenciana, el Estado y el Ayuntamiento de Valencia, están estudiando el presupuesto de adecuación del edificio para poder operarlo con el fin de determinar el precio por metro cuadrado.
La antigua Estación Marítima, que ya tenía como fin previsto el albergar oficinas, tiene una superficie de suelo de 2.172 metros cuadrados pero el total de metros cuadrados a licitar será de 4.000.
Las licitaciones, tanto de los espacios en las bases como en la antigua Estación Marítima, saldrán a concurso en dos o tres meses tras las numerosas reuniones mantenidas por los responsables del Consorcio con universidades y empresas nacionales y extranjeras, que serían los principales destinatarios de de los proyectos relacionados con la universidad y la formación, además de los relacionados con Lanzadera –impulsado por el presidente de Mercadona, Juan Roig–, el Business Booster o el Plug and Play.
Tras su gran fachada acristalada con vistas a la dársena interior de la Marina Real, el edificio de la Estación Marítima se encuentra acondicionado, ya que dispone de salas de trabajo y de reuniones de diferentes dimensiones, conexión multimedia y zonas modeladas para la restauración.
La primera planta, con 1.500 metros cuadrados de superficie, y la segunda, de 2.000 metros cuadrados, se reconvertirán en oficinas. La planta baja del edificio tiene una concesión en vigor hasta abril de 2017 de a favor de Valencia Passengers Services (VPS), que instaló allí una terminal remota de cruceros, aunque en la actualidad no está en uso.
De la explotación de todos los espacios y edificios construidos para la Copa del América depende la devolución del crédito del Instituto de Crédito Oficial (ICO) de casi 400 millones de euros con el que se pagaron las obras y cuya devolución exige el Gobierno central.