A pesar de esas proclamas que un día sí y otro también algunos se empeñan en difundir, acerca de la supuesta senda de recuperación iniciada por el mercado inmobiliario en España, lo cierto es que esta sigue siendo muy incierta.
Y cada mes, las cifras oficiales -las que verdaderamente sirven para comprobar la realidad- resultan tozudas al señalar que el inicio en España de apenas 120 viviendas nuevas al día -10.681 visados entre enero y marzo o unas 42.000 al final de 2015- siguen estando muy lejos, no ya de los números abrumadores de la época de la burbuja, sino también de esas 150.000 viviendas que, no se sabe muy bien por qué, algunos se empecinan en señalar como necesarias.
Si como dicen, resulta tan alta la demanda, por qué no las construyen. Resulta evidente que, a la hora de la verdad, esa demanda resulta más escasa de lo que algunos desearían. Que esa vuelta del ladrillo se está produciendo sí, pero tiene toda la pinta de que lo va a hacer en el corto y medio plazo en esos niveles de entre 50.000 y 60.000 viviendas al año. No más.
Lo que resulta curioso es observar cómo cada vez que sale la actualización mensual de los visados, no es este el tenor del análisis que suele realizarse. Es otro, mucho más sesgado y sin ningún interés para nadie, y que solo sirve para intentar levantar los ánimos de los todavía alicaídos promotores.
En ese sentido, cogiendo esos 10.681 visados concedidos entre enero y marzo para iniciar la construcción, algunos lo primero que hacen es sacar el porcentaje para destacar que representan un 22,7% más que los evacuados en el primer trimestre de 2014.
Parece un porcentaje realmente elevado, pero deja de serlo cuando se comprueba que son menos de 2.000 en el trimestre en toda España, y que, de seguir esta tendencia, serían 7.500 más los visados que se concederían en 2015. El problema de los porcentajes es que cuando se viene de la nada, cualquier incremento parece increíble, aunque, como puede verse, en realidad no lo sean tanto.
En ese primer trimestre, el 70,6% del total de visados solicitados correspondieron a la construcción de nuevos pisos en bloque. El 30% restante de las autorizaciones pedidas para levantar nuevas viviendas correspondieron a residencias unifamiliares.