jueves, 23 marzo 2023
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Actualidad y Noticias del Mercado Inmobiliario

Los inquilinos temen los fraudes y las subidas abruptas y los propietarios el impago y el vandalismo

Estar en contacto permanente con los principales protagonistas del sector permite al portal inmobiliario pisos.com conocer qué aspectos desvelan en mayor medida a arrendadores y arrendatarios, así como a vendedores y compradores. En este sentido, los elementos que más ansiedad causan tienen un denominador común: el factor económico.

En el momento de buscar una casa de alquiler, el futuro inquilino teme ser engañado por estafadores profesionales. Ferran Font, director de Estudios de pisos.com, indica que, «desgraciadamente, los timos inmobiliarios por Internet están muy extendidos. En pisos.com, estas prácticas fraudulentas son perseguidas y denunciadas por nuestro equipo con la ayuda del usuario, que ha aprendido a detectar los anuncios sospechosos». Una vez se logra el estatus de inquilino, el mayor miedo es que la renta suba de forma desproporcionada cuando toque actualizarla. Font explica que «la controversia ha sido especialmente delicada en las grandes ciudades, donde muchos inquilinos han tenido que mudarse a barrios más asequibles por ser incapaces de asumir el incremento».

Para los arrendadores hay dos grandes peros: que el arrendatario falte a su compromiso de pago y que provoque desperfectos en la vivienda. El portavoz del portal inmobiliario señala que ambos temores son la causa de la escasez de oferta disponible: «Muchos propietarios prefieren tener su casa vacía antes de enfrentarse a una desagradable experiencia». Con el fin de prevenir estos escenarios, Font recomienda «acudir a agencias especializadas que gestionen de forma eficiente el inmueble, realizando una selección previa de los inquilinos y proporcionando un seguro que cubra este tipo de eventualidades».

Los protagonistas de la compraventa temen que el proceso dure más de lo esperado

En el ámbito de las transacciones inmobiliarias, vendedores y compradores libran una batalla contra el tiempo. Los primeros comienzan a impacientarse cuando ven que su vivienda no recibe visitas. Font indica que «el acuerdo se dilata, en la mayoría de los casos, por una cuestión de precio». El problema se agrava, según el directivo, «cuando el dueño de la propiedad no puede bajar de cierto límite, bien porque estaría vendiendo a pérdidas, bien porque es repositor y debe obtener una determinada cantidad para cambiar de casa».

La negativa del banco a financiar la compra genera un enorme desasosiego en el comprador. Font expone que «negociar con las entidades consume mucha energía, y si la concesión de la hipoteca se resiste, el ánimo del comprador va flaqueando. Además, la oportunidad de compra puede esfumarse cuando el sí al préstamo tarda en llegar». Por otro lado, la impaciencia hace acto de presencia entre los compradores cuando el producto residencial existente en el mercado no responde a sus expectativas de precio. Font avisa del peligro que entraña este desencuentro entre las aspiraciones y el mundo real: «Si el comprador compromete demasiado sus finanzas, el menor cambio en las condiciones de su hipoteca o en su situación laboral podrían generar un sobreendeudamiento muy dañino», argumenta.

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