Madrid. Entre las noticias leídas esta Semana Santa hay una que pudiera pasar desapercibida pero su carácter de atractor (eje o subsistema alrededor del cual giran los elementos de un sistema caótico en desarrollo) hace necesario detenerse en ella.
Hemos leído, en la versión digital del periódico colombiano diario.latercera.com, el artículo titulado ‘China construye el equivalente a todas las viviendas de Roma cada dos semanas’ firmado por el periodista Miguel Bermeo Tapia.
Aunque el periodista desarrolla su artículo por otros cauces, nosotros iremos por otro muy distinto y sólo haremos notar que un dato tan enorme como que: “El sector inmobiliario chino levanta unos 2.000 millones de metros cuadrados de edificaciones para vivienda cada año” (Bermeo Tapia cita a ‘The Economist intelligence Unit (EIU)’ como fuente de este escalofriante dato) no pueden dejar al sistema económico global, indiferente, sino que por el contrario una parte de ese sistema girará –estará afectado sensiblemente- por ese atractor.
¿Qué cree que eso afectará aquí? Pues me alegro de que coincidamos y este haciendo algo sobre ello. ¿Qué cree que eso no afectará aquí? Pues si así fuese le recordaré sólo dos cosas, a saber:
a) Que en los últimos momentos del boom en España, ya lo hacía. ¿No se acuerda de las dificultades para encontrar en esos días, por ejemplo: acero y cemento, ¿dónde cree que iban? ¿A dónde cree que iba la mayor parte de la producción de, por ejemplo, puertas o azulejos españoles en esos tiempos? A China claro pues llevan años construyendo a un ritmo acelerado? (Véase el gráfico que aparece en la versión en PDF del artículo que comentamos).
b) Se acuerda cuando comprobó que las puertas del apartamento de la playa que había comprado como segunda residencia resultaron ser chinas con unas llaves curvas algo extrañas. ¿Y cuando al leer la garantía del frigorífico del mismo apartamento, ésa venía en chino –además de en inglés, claro?
No hay ninguna duda, la enorme construcción en China afecta y afectará sustancialmente la economía global de todo el planeta. Piense por ejemplo la enorme necesidad de materiales de construcción, combustibles, instalaciones especializadas, mobiliario y servicios que necesitan y necesitarán… ¡una oportunidad para emprendedores exportadores! ¿Y hombres? ¡Otra oportunidad para técnicos y empresas de Construcción y Obras Públicas! ¡Y técnicas y modelos de negocio aplicado a la Edificación? ¿Y las innovaciones en este campo?
Una de las cosas de algunos de los que nos han insultado –y siguen, esporádicamente insultando- a los que pertenecemos al sector inmobiliario, es su olvido –seguramente se le ha ido parte del fósforo cerebral, vaya usted a saber de qué manera y bajo cuáles circunstancias- de una idea simple: si antes del “crack” éramos una potencia mundial en Intermediación, Promoción Construcción y Obras Públicas, capaces de hacer algo menos de un millón de viviendas al año, era porque disponíamos de hombres, conocimientos, técnicas y capacidades valiosas que lo hacían posible. Hay que recordar que la Innovación mundial en Construcción pasaba por España y que en esta Industria se encontraban sistemas y procedimientos de altísima calidad y hombres extraordinariamente dotados con conocimiento especializado. Y empresas, diseñadores, laboratorios, ingenierías, industrias auxiliares, distribuidores, intermediarios, etc. de mucho valor.
Y ahora, aquellos que siguen hablando de cambiar el modelo productivo como si el que habíamos puesto en marcha entre todos los inmobiliarios de cualquier clase, estuviese compuesto por hombres arrugados, conceptos decadentes y oxidados trastos viejos. ¡Y no es así!
Nuestro sector tiene sin duda que reordenarse y adaptarse al nuevo orden que surja del Caos actual… cuando esto ocurra –y nadie sabe ni puede saber cuándo esto ocurrirá-… y también mientras tanto. Pero en este “mientras tanto” está el problema porque pocas cosas están claras hoy… ¿Entonces?
Entonces… ¿Qué tal si salimos más hacia el exterior? ¿Qué tal si la exportación, no sólo de materiales sino también de sistemas y conocimiento- pasa a ser una actividad nada exótica sino cotidiana? ¿Qué tal si no aflojamos en lo de la Innovación? ¿Qué tal si hacemos examen de conciencia y aceptamos la realidad, decidimos y asumimos que esta vez nos ha tocado perder, salvamos los restos del naufragio que podamos rescatar, abandonamos los “muertos” de nuestros armarios… y empezamos de nuevo? Aquí o en otro país.
¿Y qué tal una nueva percepción de lo que estamos haciendo aquí en España? ¿Por qué no re-imaginamos nuestro negocio? Por qué no repensamos el qué, el cómo, el cuándo, el dónde, los medios, los recursos, las ideas de lo que hemos venido haciendo? Llevamos un millón de años venciendo dificultades… ¿vamos a aflojar ahora?
Siempre se ha dicho que los tiempos duros y los fracasos son la mejor escuela. Esta vez el castigo ha sido atroz pero… ¿habremos aprendido la lección?
¡Siga con salud, re-imaginando su trabajo!
Miguel Villarroya Martín
mvillarroya@inmodiario.com