Barcelona. Del 14 de al 8 de enero de 2012 se podrá ver en CaixaForum Barcelona una muestra sobre el arquitecto barcelonés Enric Sagnier, figura destacada y a menudo olvidada de la época, y autor de destacadas edificaciones. A lo largo de cincuenta años de carrera profesional, su abundantísima obra (seguramente más de quinientos proyectos de todo tipo) le reportó distinciones y reconocimientos de toda índole, y sus edificaciones están repartidas por toda Barcelona, con ramificaciones en otros lugares de Cataluña, España y el extranjero.
Esto lo convierte en una presencia constante, incluso para quien no conoce el nombre del arquitecto, pero que alguna vez ha visto edificios tan emblemáticos en la ciudad de Barcelona como el Palacio de Justicia, la sede de ”la Caixa” en la Via Laietana, la Nueva Aduana o el templo del Tibidabo, por citar solo algunos. Coetáneo de figuras como Gaudí, Domènech i Montaner o Puig i Cadafalch, el trabajo de Sagnier representa un momento clave en la evolución de la arquitectura catalana de finales del siglo XIX y principios del XX.
La exposición, organizada y producida por la Obra Social ”la Caixa”, recrea el mundo de ayer, el de la burguesía barcelonesa en la que nació Enric Sagnier: la familia, la modernidad técnica, los viajes por Europa. Y despliega su arquitectura en un montaje inesperado que introduce al visitante en una ciudad en construcción. Por un lado, muestra la versatilidad que lo lleva a interesarse por diferentes tipos de edificios: desde un pequeño taller hasta un hotel, desde un chalé hasta un banco. Al mismo tiempo, presenta el uso de los elementos decorativos del modernismo, reconstruye la vida en el ya desaparecido y mítico Hotel Colón de la plaza Catalunya, profundiza en su trabajo en el Palacio de Justicia y recupera una espectacular colección de fotografías de la construcción del Tibidabo, símbolo religioso e icono internacionalmente conocido de la ciudad de Barcelona.
A través de varios soportes y formatos (fotografías de época, imágenes actuales de los edificios, periódicos de la época, postales, maquetas y audiovisuales), se hacen patentes la versatilidad y la ubicuidad del arquitecto, así como su evolución artística: desde el eclecticismo característico de las últimas décadas del siglo XIX y las influencias clásicas, hasta el modernismo y, en su etapa de madurez, el desarrollo de un estilo propio con la voluntad de crear puntos de referencia monumentales en la trama urbana y en concordancia con las necesidades de una arquitectura sólida y burguesa.
