Entre suelo urbano y suelo urbanizable, en la Comunidad Valenciana existen casi 160 millones de metros cuadrados recalificados en los que se podrían construir, en función del tamaño, entre 400.000 y 500.000 viviendas. Por cada hectárea de metro clasificado como urbanizable se construyen unas 50 viviendas.
La ley valenciana obliga a que la urbanización de esa superficie debe contar con más de ocho millones de metros cuadrados de zonas verdes. Por lo que se refiere al espacio reservado a servicios públicos, la norma dicta que por cada habitante se reserven 15 metros cuadrados. En total, se generarán 6.494.000 metros cuadrados que deberán llenarse de colegios, polideportivos o centros médicos.
Esta ingente bolsa de suelo hace que sea difícil que las autoridades de la Generalitat Valenciana autoricen nuevas reclasificaciones, y solo en el caso de que un municipio solicite ampliar el suelo urbano, porque así lo requiere su crecimiento demográfico, se deberá echar mano de los terrenos colindantes con el núcleo urbano.
Así, no solo se acota la cantidad de territorio ocupado por viviendas, sino que además, se garantiza la viabilidad de estos nuevos desarrollos para los que no será necesario crear nuevas infraestructuras.
Para evitar que esta filosofía pueda chocar con la creación de nuevos proyectos, la Generalitat aprobó la figura de las Actuaciones Territoriales Estratégicas (ATE). Las iniciativas que reciban esta calificación sí podrán desarrollarse en suelo no calificado como urbanizable. Sin embargo, se prohíbe expresamente que estas vayan acompañadas de construcción de viviendas. El sector servicios o la I+D+I y la creación de empleo debe estar presentes en todas las ATE.
Habrá que ver hasta qué punto esta postura de la Generalitat se mantiene firme ante las pretensiones de muchos ayuntamientos de seguir intentando recalificar más terrenos. El de Valencia ya anda haciendo cábalas sobre la supuesta necesidad ganar el terreno a las huertas en desuso, de manera que se pueda construir unas 25.000 viviendas, a pesar de que la capital valenciana cuenta con terrenos recalificados ya para construir 40.000 viviendas y existen unas 80.000 vacías.
Tampoco se entiende mucho este intento de recalificar más suelo en Valencia teniendo en cuenta que en los últimos 25 años se concedieron licencias para construir 80.000 viviendas en la capital, con lo que con una política adecuada rehabilitación y la puesta en carga de los terrenos sin desarrollar sería suficiente para atender las necesidades habitacionales de la capital valenciana durante los próximos veinte años.