Merlin, la socimi que dirige Ismael Clemente, tardará todavía unos meses en hacerse con el capital mayoritario de Testa, hasta el momento en que Sacyr cobre los restantes 1.555,24 millones correspondientes -238 millones, el 25%, ya los ha percibido tras suscribir la socimi una primera ampliación -, pero ya anda echando números para, en el momento de la toma definitiva de control, poner a la venta la cartera de activos que no le interesan.
Serán las viviendas en alquiler, los hoteles y los suelos, equivalentes a un valor de unos 300 millones, aproximadamente el 15% de toda la cartera de Testa, las que Merlin ofrecerá para quitárselos de en medio cuantos antes. Activos que no encajan con su estrategia de negocio, centrada en oficinas, naves logísticas y centros comerciales
Fue una de las ‘perlas’ que Clemente dejó caer durante una conferencia pronunciada en el Cículo Ecuestre de Barcelona. Un acto en el que el gestor, sabedor del poderío de las socimis que están en el punto de salida a bolsa, no dudó en vaticinar que los 8.000 millones de euros por los que capitalizan las actuales cuatro grandes socimis (la propia Merlin, Hispania, Lar y Axiare) se quedaran cortos para los 40.000 millones que vislumbra hacia el final de la presente década.
Se acercaría España de esa manera a los números que, para este tipo de sociedades, se manejan en otros países, como Francia o Inglaterra. Las casi 300 sociedades de inversión inmobiliaria registradas en Inglaterra, Francia y Estados Unidos mueven casi un billón de euros, con el 80% generado por las 230 sociedades registradas en Estados Unidos.
En ese sentido, Clemente defendió la implantación de este tipo de sociedades como un instrumento que ha demostrado servir para canalizar el ahorro privado de inversores particulares en otros países, aunque percibe que en España queda todavía mucho recorrido para que esa percepción sea generalizada. Al respecto, entiende que no ayudan nada los resultados de las pasadas elecciones municipales y autonómicas.
Lo que el presidente de Merlin está constatando es que la inversión está yendo hacia Italia «por el tiro en el pie que nos hemos dado con el giro político». «Uno de los errores que hemos cometido ha sido minimizar el riesgo político español y nos lo hemos encontrado de golpe en las municipales», añadía.