Será una realidad antes de final de año y supone un paso más para hacer sostenible la movilidad en la metrópoli. Es la M-10, un nuevo cinturón metropolitano creado mediante señalizaciones y marcas viales -tanto verticales como en la calzada- que requiere una mínima obra civil y tiene un coste inferior al medio millón de euros.
La alcaldesa, Ana Botella, ha presentado este proyecto, un paso más en ese tránsito iniciado hace años en Madrid "de un modelo de ciudad tradicional a un modelo de ciudad sostenible", en el que siempre se ha tenido en cuenta "la estrecha conexión entre la movilidad urbana y la calidad del aire". Por eso, recordó, el 70% de las medidas incluidas en el Plan de Calidad del Aire 2011-2015 se dirigen al fomento de la movilidad sostenible.
La M-10 es "uno de los mejores exponentes de la transformación que impulsamos en la gestión de la movilidad en Madrid", cuyos beneficios serán "muy tangibles", y que será un referente para la ciudad por muchas razones, entre las que la alcaldesa destacó cuatro.
• Mejorará significativamente el transporte público colectivo y las conexiones entre diferentes modos de transporte.
• Muestra la apuesta clara de Madrid por la bicicleta como opción real de transporte.
• Significará más espacio para el peatón y la bicicleta frente a los coches.
• Constata que es posible mejorar el bienestar y la calidad de vida con una inversión acorde con la austeridad a la que obliga el contexto económico.
La M-10 la conforma el eje conocido popularmente como las rondas y los bulevares, un anillo formado por las calles de Génova- Sagasta- Carranza- Alberto Aguilera- Marqués de Urquijo- Ferraz- Pintor Rosales- Bailén- Gran Vía de San Francisco- rondas de Toledo, Valencia y Atocha y paseos del Prado y de Recoletos.
Son 10,3 kilómetros de ciclo-carril, 9,8 kilómetros de carril bus y 67 líneas adelantadas de detención en los semáforos para motos y bicis.
Una actuación esta última, denominada "avanza moto-bici", que permite a motoristas y ciclistas situarse en los semáforos unos metros por delante de los coches y autobuses. Esos metros, ha dicho Ana Botella, les permitirá colocarse adecuadamente para continuar su marcha y garantizará la visibilidad de su siguiente movimiento a los demás conductores.
Al reservar un carril para el autobús a lo largo de la M-10, la velocidad de servicio de las 25 líneas que utilizan total o parcialmente ese eje aumentará. "Esto se traducirá en una mejor frecuencia de paso y una mayor posibilidad de atraer usuarios".
La M-10 va a permitir en un futuro cercano redistribuir las líneas de autobús para disminuir el tráfico en el centro. Aprovechará la combinación de autobús y Metro en las paradas a lo largo del trazado: Argüelles, San Bernardo, Bilbao, Alonso Martínez y Colón. Y la EMT, añadió la alcaldesa, impulsará una redistribución de las líneas de autobús que no tengan como destino el centro para descongestionar aún más el tráfico.
La nueva M-10 también es "una buena noticia para los peatones". El Ayuntamiento creará un paso peatonal para conectar la Plaza de España con los Jardines de Sabatini a través de Bailén. En esta calle, un nuevo paso de peatones regulado por semáforos en la cuesta de San Vicente, y muy cerca del edificio del Senado, permitirá continuar a pie el recorrido entre estos lugares emblemáticos de la capital.