La Coruña. El Diario Oficial de Galicia publica hoy lunes, 30 de mayo, el acuerdo del Consello da Xunta de Galicia del pasado 19 de mayo por lo que se declara bien de interés cultural, con la categoría de zona arqueológica, el área de los castros de Neixón, en el término municipal de Boiro, provincia de A Coruña. La declaración como BIC de esta zona, que incluye el Castro Grande, el Castro Pequeño de Neixón y el paraje natural en la que se localizan, se fundamenta en sus excepcionales valores patrimoniales y en su singular belleza paisajística, reuniendo en el conjunto valores históricos singulares, medioambientales y culturales que hacen de Neixón un conjunto singular y de características únicas.
La delimitación de la zona arqueológica alcanza a dos ámbitos definidos: área de protección integral y contorno de protección. De este modo, el área de protección integral abarca los dos yacimientos castreños, Castro Pequeño y Castro Grande y los espacios anexos inmediatos, coincidiendo sus límites con los de la unidad fisiográfica de la península de Neixón. Por su parte, el contorno de protección es el espacio que da soporte ambiental al área de protección integral y constituye un ámbito físico cuya alteración podría afectar negativamente a sus valores, estudio y contemplación. En este ámbito se constata y se presume la existencia de materiales y/o restos arqueológicos.
La declaración de bien de interés cultural con la categoría de zona arqueológica abarca la totalidad de los registros arqueológicos vinculados a los yacimientos del Castro Grande y Castro Pequeño de Neixón, incluyendo los bienes inmuebles, muebles y las evidencias materiales de carácter arqueológico y paleoambientales existentes en la superficie, subsuelo y bajo las aguas.
El ámbito que comprende la declaración aprobada hoy por el Consello da Xunta une al extraordinario valor patrimonial de los castros de Neixón el singular interés paisajístico del paraje natural en la que se localizan. Asimismo, la situación de los yacimientos sobre una pequeña península al fondo de la ría de Arousa responde a un tipo de localización característica de los castros costeros del noroeste.
El ámbito delimitado como contorno de protección añade al conjunto arqueológico el paraje natural a la que está indisolublemente unido por constituir parte de su paisaje cultural, incorporando además un sector bajo las aguas interiores. Además, este ámbito destaca por su excepcional valor ambiental, respondiendo al arquetipo del paisaje rural costera, que conserva excepcionalmente la parcelación tradicional y un pequeño bosque autóctono en la ribera de la playa de Lóbrigo, añadiéndole valor patrimonial al conjunto arquitectónico formado por el pazo, palomar y hórreo de Ribademar.
El carácter paradigmático de los dos yacimientos, que abarcan cronológicamente y de manera continuada la totalidad de la cultura castreña del noroeste peninsular, le confiere al conjunto un valor patrimonial único. Además, por la cantidad y calidad de la información arqueológica que proporcionaron en el pasado y siguen proporcionando en la actualidad, estos yacimientos constituyen un referente fundamental para el conocimiento de la protohistoria de Galicia. Su destacado interés histórico viene determinado porque este área arqueológico comprende dos de los asentamientos castreños más representativos de la evolución de estas comunidades desde la transición Bronce Final-Hierro I hasta la época tardorromana.
En el área más próximo la tierra, el Castro Grande de Neixón se identifica como un poblado ceñido por fosos y una muralla perimetral, mientras que la 200 metros de él, en la punta de la península, el Castro Pequeño de Neixón constituye un asentamiento más antiguo y de menores dimensiones, también delimitado por una muralla.
Según diversas dataciones, el Castro Pequeño de Neixón se encuentra entre los castros más antiguos de Galicia, con una primera fase de ocupación en la transición Bronce Final-Primera Edad del Hierro, presentando diferentes momentos de ocupación con un desarrollo pleno desde el siglo VI la.C. hasta alcanzar el siglo IV la.C., momento en que las dataciones indican que se construye el Castro Grande de Neixón, cuya ocupación abarca desde el siglo IV la.C. hasta el IV d.C., ya en la época tardorromana.
Estos yacimientos acercan una variada cultura material que destaca por su amplitud y calidad. Su estudio sigue acercando datos fundamentales para el conocimiento de la protohistoria de Galicia y Europa, en especial o su material cerámico es referente fundamental en la seriación tipolóxica de la cerámica castreña y su distribución territorial, localizándose en Neixón todos los tipos que definen la tradición ollera de las Rías Baixas.
Los materiales cerámicos hallazgos en la zona arqueológica de Neixón permitieron documentar tempraneros contactos comerciales (siglo VI la.C.) entre el mundo castreño y entre los circuitos comerciales mediterráneos (iberos, púnicos) y los posteriores entre el mundo romano y las comunidades castreñas del noroeste hasta la época tardorromana. Asimismo los materiales metálicos (especialmente bronce) evidencian una intensa actividad metalúrgica, que remite al desarrollo de esta actividad en el noroeste y dentro del marco del circuito atlántico europeo, adscribiéndose los materiales encontrados en el Castro Pequeño de Neixón a una ocupación del Hierro I (siglos VII-V la.C.).
La punta de Neixón constituye un hito en la historiografía gallega, por cuanto fue uno de los primeros yacimientos castreños excavados, con anterioridad a 1925 por Manuel Otero y Roberto González, y posteriormente por miembros del Seminario de Estudios Gallegos, en concreto por Florentino López Cuevillas y Fermín Bouza Brey, constituyendo un referente hasta la actualidad de la arqueología científica gallega. Su investigación se desarrolló hasta la actualidad por miembros del Departamento de Arqueología de la Universidad de Santiago y del Centro Superior de Investigaciones Científicas y actualmente continúa aportando datos fundamentales para el conocimiento de la protohistoria de Galicia y Europa.